Alina
El viento de la mañana acaricia mi piel mientras me encuentro en el borde del claro, frente a la manada reunida ante nosotros. Los primeros rayos del sol tiñen el cielo de matices dorados, pero el aire aún está cargado de la tensión dejada por la batalla del día anterior. El olor a sangre y magia flota en el aire, un recuerdo persistente del caos que hemos atravesado.
Damon está a mi lado, su aura imponente dominando el claro. Los lobos están en silencio, sus ojos brillantes fijos en él. Se mantiene erguido, los músculos tensos bajo su camisa rasgada, su rostro serio, pero sus ojos dorados son vivos, alerta. Es el Alfa ahora, sin lugar a dudas. La manada lo sabe. Lo sienten en su sangre.
Mi mano roza la de Damon, y él responde de inmediato entrelazando nuestros dedos. La calidez de su contacto me reconforta, me fortalece. Finalmente estamos aquí, juntos, después de todo lo que hemos pasado. Pero el camino por delante aún es largo.
Damon inspira profundamente, su mirada recorrien