El sonido insistente del celular de Isaac rompió la tranquilidad de la mañana. María José se removió en su cama, aún envuelta en las sábanas, intentando ignorarlo. Pero la vibración persistente en la habitación contigua la hizo fruncir el ceño.
Sabía que Isaac estaba en la ducha. Si alguien llamaba con tanta insistencia, quizás era algo importante. Dudó un momento, pero cuando el teléfono sonó por cuarta vez, se levantó y cruzó el pasillo hasta la puerta entreabierta del cuarto de Isaac.
El móvil seguía vibrando sobre la mesa de noche.
—Isaac, ¿quieres que conteste? —preguntó desde la puerta, pero solo recibió como respuesta el sonido del agua corriendo en la ducha.
Finalmente, la llamada terminó, pero justo cuando iba a dejar el teléfono en su sitio, apareció una notificación en la pantalla.
Un mensaje de Eliana.
Su corazón se detuvo por un segundo. Sus ojos bajaron instintivamente al texto.
"Llámame pronto ❤️."
Sintió un nudo formarse en su pecho.
Eliana. El nombre retumbó en su men