Capítulo 325: Vigilen a Samantha.
Alejandro después de unos minutos se despidió y salió de la casa de Eliana. Apenas se cerró la puerta y Alejandro se despidió con un gesto cordial, el ambiente en la sala cambió por completo. Eliana se quedó de pie, inmóvil, con los ojos fijos en el vacío, como si sus pensamientos la hubieran transportado lejos de allí. María José la miró con atención, notando ese leve temblor en sus manos, esa tensión contenida en los hombros, esa inquietud que no sabía si era dolor, rabia o temor.
—¿Estás bien? —preguntó José Manuel al verla tan pálida.
Eliana giró lentamente el rostro hacia él y negó con la cabeza. No podía seguir guardándose lo que había visto esa tarde. Su corazón latía desbocado y su respiración se agitaba con cada recuerdo. Se dejó caer en el sofá, como si las fuerzas la hubieran abandonado de golpe.
—No puedo más —susurró, entrelazando las manos como si tratara de darse valor—. Hoy… hoy la vi. Vi a Samantha.
José Manuel frunció el ceño, y María José se acercó rápidamente, sent