Antes de que Isaac pudiera añadir algo más, ella colgó. No quería que la conversación se alargara más de lo necesario, sabiendo que las palabras entre ellos últimamente estaban cargadas de tensión y malentendidos.
Guardó su teléfono en el bolso y salió de la clínica junto a Julio, quien la miró con una expresión amable pero algo preocupada. El ambiente a su alrededor parecía tranquilo, pero ella sabía que su mente aún estaba llena de preguntas y emociones difíciles de manejar.
Mientras caminaban hacia el restaurante, María José intentó despejarse. La decisión de no contarle a Isaac todo lo que estaba sucediendo con Julio fue una decisión consciente. Necesitaba procesar todo por sí misma antes de abrir más puertas emocionales con él. La relación con Isaac era cada vez más complicada, y aunque lo amaba, sabía que aún había mucho que no entendía ni aceptaba.
El almuerzo, pensó, podría ser una oportunidad para dar un respiro a su mente y continuar con la lucha por su salud. La conversació