Samuel no era un niño cualquiera. Sabía perfectamente que los adultos complicaban demasiado las cosas cuando, a veces, la solución era mucho más sencilla. Su papá había cometido un error con Eliana, sí, pero él estaba seguro de que ella todavía lo quería. Solo necesitaba un pequeño empujón para recordárselo.
Esa noche, mientras su papá se encerraba en su estudio con el ceño fruncido, Samuel ideó un plan. No podía quedarse de brazos cruzados esperando que la reconciliación sucediera sola. Si su papá no podía arreglar las cosas por sí mismo, entonces él lo haría por él… en secreto.
—Voy a convertirme en el admirador secreto de Eliana —susurró con una sonrisa traviesa.
Si lograba que Eliana se sintiera especial, recordándole cuánto la querían, tal vez bajaría la guardia y su enojo con su papá se iría desvaneciendo poco a poco, además él iba a hacer que Eliana pensara que ese admirador secreto era José Manuel.
Eliana estaba en su oficina revisando unos documentos cuando sonó el intercomun