Eliana pasó el resto de la mañana en una tensión constante. Cada alerta de seguridad que llegaba a su bandeja de entrada era como un recordatorio de que alguien estaba ahí fuera, acechando en las sombras, intentando arrebatarle lo que más le importaba. A pesar de las medidas de seguridad reforzadas, no podía evitar sentir que el enemigo estaba más cerca de lo que quería admitir. Y entonces, como un relámpago en una noche oscura, un nombre cruzó su mente: **José Manuel**.
José Manuel. No solo su antiguo colega, no solo su rival, sino también su **antiguo novio**. El hombre que, años atrás, había sido su confidente, su apoyo, su pareja. El mismo que, en la universidad, le había robado su proyecto final, presentándolo como propio y dejándola en la ruina académica y emocional. Recordar ese momento todavía le provocaba un nudo en el estómago. Había confiado en él, había compartido con él sus ideas, sus sueños, y él había usado todo eso en su contra. Su traición había sido tan profunda que,