Ven aquí ahora mismo.
Amanda no sabía si sentirse aliviada porque no la despidieron o más humillada aún porque el mismísimo Ethan Van Ness tuvo que intervenir para detener aquella reunión absurda.
“Genial. Si antes hablaban de mí… ahora van a tener un festival.”
Los diez minutos que Ethan le había dado a Amanda pasaron como si hubieran sido tres.
O dos.
O medio.
Amanda caminó hacia el ascensor con las manos frías y la respiración entrecortada, intentando convencer a su cerebro de que esto era solo trabajo, que Ethan quería aclarar rumores, que era profesionalismo… y no el tipo de “interés” que él acababa de admitir.
Pero su cuerpo no cooperaba.
Su estómago ardía, su corazón latía como si quisiera escapar de su pecho y cada paso hacia el ascensor la hacía sentir más… expuesta.
Cuando llegó al piso nueve, caminó por el pasillo con pasos indecisos, sabiendo que todos la estaban esperando como hienas olfateando sangre fresca.
Y no se equivocó.
Apenas entró al piso nueve, las miradas se clavaron en ella. No hab