CANCELÓ TODO POR MI.
Amanda entró a la oficina sintiendo que cada paso era observado por los dos hermanos más intimidantes del edificio.
Ethan estaba recargado en la pared lateral, brazos cruzados, traje oscuro, mirada afilada… como si hubiera sido contratado para causar infartos colectivos.
Daniel, en su escritorio, lucía como la estatua humana del profesionalismo frío.
Dos a la vez.
Perfecto.
Justo lo que necesitaba para coronar su primer día.
—Cierre la puerta, por favor —pidió Daniel sin levantar la mirada.
Amanda obedeció.
Aunque sus manos temblaban tanto que la puerta casi se le escapó.
Cuando se giró, Ethan la estaba observando. Muy directo.
Muy él.
Ese tipo de mirada que no se conformaba con verla; parecía que quería descifrarla.
Y Amanda automáticamente enderezó la espalda.
No sabía si quería verse competente… o vengativa… o como una mujer que estaba fingiendo que no recordaba un beso que todavía la desvelaba.
Daniel rompió el silencio.
—Quería revisar unos detalles sobre su contrato, señorita Ri