Cuando abrí la puerta de la casa, el olor de madera vieja y humedad me golpeó. Recuerdo que antes, este lugar olía a flores y leña encendida — a hogar. Ahora, olía a miedo y crueldad. Cayetano se paró en el centro del salón, con la espada negra en la mano, y Elena se quedó atrás, con la espada pequeña temblando.
“Vení, Selena”, dijo Cayetano, con su voz cruel. “Mostrame ese poder celeste que tanto hablan.”
Yo me acerqué, con Liam a mi lado. La luz lunar brillaba en mis manos, y el colgante en mi cuello brillaba tanto que las runas de la espada negra empezaron a oscurecer. “No te voy a mostrar mi poder”, dije. “Te voy a enseñar lo que es el amor.”
Recuerdo nuevo — Pensé en la última vez que estuve en este salón con mi abuela. Ella venía a visitar a Liam y yo, y nos hizo una tarta de manzanas. “Este salón es para reunir a los seres queridos”, dijo. “Nunca para pelear.” Ahora, estábamos aquí para pelear — pero para recuperar ese espacio de amor.
De repente, Cayetano se lanzó hacia mí. Yo