Los preparativos para la llegada del bebé empezaron de inmediato. Santiago transformó una habitación de la mansión en un cuartito de bebé — pintado de color crema, con muebles de madera clara y una cuna que había pertenecido a él cuando era niño.
"Quiero que tenga algo de mi pasado," dijo Santiago a Catalina, mientras colocaban una manta de lana en la cuna. "Para que sepa de dónde viene."
Catalina sonrió. "También le pondré una manta que me hizo mi abuela," dijo. "Para que sepa que viene de una familia de amor — aunque no sea legítima."
"Esa palabra no existe entre nosotros," dijo Santiago, agarrándola por la cintura. "Tú eres mi esposa, la madre de mi hijo o hija. Eres la más legítima de todas."
Ese mismo día, llegaron los informes de la empresa. Lucas entró en el cuartito con una expresión preocupada. "Tienen que ver esto," dijo. "Una empresa extranjera está interesada en comprar una parte importante de Mendoza. Son muy ricos — más que nosotros. Si aceptan, nos ayudan a expandirnos.