Ameline sabía que Seth la estaba siguiendo, pero no dejaría que la alcanzara.
“¿Por qué me persigue? ¿No está muy ocupado con Mindy?”, pensó con la rabia llenándola de los pies a la cabeza, doblando en un pasillo, ya sabiendo bien dónde podría esconderse.
Como Prissy había estado evitándola por algunos días la semana pasada, Ameline había tenido más tiempo para terminar de recorrer la mansión, y había encontrado muchos lugares útiles para esconderse con su tamaño pequeño y gran agilidad ganada por años de vivir en las calles.
“Claro que estoy limitada por mi vientre, pero aún no he perdido del todo mi toque”, pensó, doblando en otra esquina y finalmente llegando a su objetivo.
Tenía que actuar rápido, Seth no era ningún idiota, y estaba entrenado, así que ella se metió rápidamente al conducto de ropa sucia y, en vez de bajar como cualquier persona normal, se apoyó con las manos, la cadera y la pierna y subió solo un metro hacia arriba, intentando no hacer ruido.
Escuchó los p