Ameline llegó a su habitación con las piernas aún temblando por lo que Seth hizo con ella.
Y lo peor era que sabía que él iba a volver esta noche y una parte de ella quería que lo hiciera, quería recibirlo en la cama con lencería lista para él… y otra parte de ella quería esperarlo con un maldito cuchillo lista para apuñalarlo.
Se metió a la ducha y cargó la bañera al tope, llenándola de jabón y sumergiéndose hasta la barbilla, provocando burbujas con sus bufidos, sin dejar de recriminarse por lo que pasó hace tan solo media hora.
—Me secuestra, secuestra a mis amigos y yo dejó que dé una revolcada en su maldito auto… Dios, qué decepción de mujer soy. —Se frotó la cara con odio hacia sí misma.
Se bañó bien y luego empezó a dar vueltas por su habitación.
—Normalmente estaría dando vueltas en un parque para pensar en mi situación o iría a pedirle consejos a Kato, pero no puedo, porque ÉL me encerró, porque ÉL encerró a Kato y a Nataniel también, es un bastardo, miserable, hijo de… U