Capítulo 97. Decisión tomada
Aria duerme inquieta, atrapada en un sueño sofocante. De pronto, una presión aguda en su vientre la obliga a abrir los ojos con un grito desgarrador. Se incorpora sobresaltada y jadeando. El sudor empapa su cuerpo y la sábana pegada a su piel le resulta insoportable. Su pecho sube y baja con violencia. El calor que la consume es tan intenso que siente como si la hubiesen lanzado dentro de un horno encendido.
—¡Hermana! ¿Qué sucede? —Joel irrumpe en la habitación, los ojos desorbitados—. ¿Qué fue ese grito?
Aria sacude la cabeza con debilidad, pero su expresión la delata. El malestar es evidente. Se sujeta el abdomen y evita mirarlo directamente.
—No es nada… —murmura, aunque su voz tiembla—. Solo tengo un poco de fiebre.
Joel da un paso más hacia ella. La preocupación marca cada rasgo de su rostro al tocar su frente.
—Voy a llamar a Elvira. Debemos llevarte al hospital ahora mismo.
—No —interrumpe Aria, respirando con dificultad—. No es necesario. Estaré bien. Tomaré un medicamento… y