Marina se siente atrapada entre las paredes de esa oficina y las miradas fijas de los dos hombres frente a ella. Trata de aparentar calma, incluso fuerza, pero los tres saben que es un disfraz, que en el fondo su pulso late más rápido de lo que quisiera reconocer.

—¡Ya basta! —estalla, levantándose de golpe de la silla.

El sonido de su voz llena el espacio y tanto Thane como Ramiro se ponen en alerta. El alfa tensa los músculos, preparado para reaccionar, mientras el beta levanta apenas una mano, intentando calmar la situación.

—¿Pueden dejar de mirarme así? —escupe Marina, con la respiración agitada—. Me están poniendo nerviosa.

Ramiro da un paso adelante. Su tono es más conciliador que el de su alfa, aunque sus ojos mantienen la firmeza propia de un guerrero.

—Así que eres Marina Draven —dice despacio—, la hija del rey lycan Andrew. Yo soy Ramiro Calder, beta de la manada Luna Negra. Él es el alfa Thane Blackwood.

El nombre hace que Marina arrugue ligeramente los ojos. Su mirada se