Punto de vista de Rocío
El primer latido fue un eco sordo en la oscuridad.
Luego vino el ardor.
Un dolor agudo en el pecho, como si algo invisible la estrujara desde dentro. No podía moverse, no podía respirar. Solo estaba ahí, atrapada entre la inconsciencia y la realidad, flotando en un mar negro donde su cuerpo no le respondía.
—¿Dónde estoy?—, se preguntó para sí misma.
Entonces, los recuerdos la golpearon.
Max, Su piel contra la suya, Sus besos, Sus manos explorando cada rincón de mi cuerpo, Sus promesas susurradas entre jadeos.
Y luego… el frío.
Las palabras que le arrancaron el alma.
—“Rocío, yo… te rechazo”—.
El aire le entró de golpe a los pulmones. Sus ojos se abrieron de par en par.
Se incorporó con un sobresalto, sintiendo la presión en su pecho como si aún estuviera atada por las cadenas invisibles de su vínculo roto. La habitación seguía igual… pero se sentía distinta. Fría. Abandonada.
Ella estaba sola.
—Max se fue. Me dejó—.
La idea le cayó encima con todo su peso, y