La reunión había sido un éxito.
Durante horas, se revisaron los avances en la comunicación con la manada de Rafaella y cómo muchos de los cambios impulsados por ellos en el pasado habían sido adoptados en la Red Stone. El impacto era evidente: los programas de ayudantía a omegas y lobos huérfanos habían florecido, estableciendo hogares cuidadores con familias que firmaban contratos de apoyo económico, a cambio de que los niños asistieran a chequeos médicos quincenales, garantizando su salud y bienestar.
Se implementaron becas para estudiantes de excelencia, sin importar su linaje —porque el conocimiento, al fin, era valorado por mérito—. También se premiaba el esfuerzo de los huérfanos que completaban sus estudios con &