Francia, París.
Apartamento de Odette. Odette Dubois. —¡No puedo creer que en serio te haya pasado eso! —Ya me encontraba en casa, un poco más tranquila, claro está. O al menos siento que lo estoy ya que cuento con la seguridad que me otorga mi padre a pesar de estar impacible, con una furia por dentro que apenas puede contener. O por la tranquilidad que trata de transmitir mi madre al cocinar algo de comer para mi, cuando es la principal que está expresando que está de todo, menos tranquila. Quizás ambos colaboran un poco, el tenerlos aquí es tranquilizador, ya que a pesar de que no había pasado nada seguía con un gran miedo por dentro de lo que en verdad pudo haber pasado, a pesar de que el hombre no pareciera un mal secuestrador. Ya que después de que el secuestrador colgara la llamada con mi madre seguí llorando a mares, y el emprendió un viaje, no sabía que tanto duro el viaje, solo se que en cierto momento estaba tan cansada de tanto llorar que termine por caer dormida. Y cuando desperte fue gracias a mis padres, los cuales lograron llegar de Alemania tan rápido como les fue posible. Me encontré con la preocupación de ambos y con una gran bolsa a mi lado que tenía una pequeña nota la cual decía: "Disculpa por secuestrarte" Bolsa que deje en ese mismo lugar, estaba tan llena de pavor por ese hombre que no quería si quiera pensar en el. A pesar de que le estoy dando el gusto de pensar en el ahora mismo. —Señora Dubois, debe ir con la policía a hacer la denuncia. —Mi amiga también se encontraba en casa, ella fue una de las personas a la que le avisé lo ocurrido apenas llegué a casa junto a mis papás. Y claro que no tardó en venir, se encontraba igual que mi padre, tirando humo por las orejas de la pura rabia de saber que un hombre se había atrevido a lastimarme. —¡Ya fuimos! —es cierto lo que decía mi mamá con tanto enojo, ya que después de que desperté no fuimos directamente a casa, fuimos hacia una de las comisarías de policía para tratar de hacer la denuncia. Denuncia que no fue tomada en cuenta, la misma policía mencionó que si ya me encontraba aquí, sana y salva, no había pasado nada. Fue muy crudo escuchar esas palabras, pero no estaba dispuesta a pelear con los oficiales de policía, y mucho menos a quedarme más tiempo cuando estábamos con la constante amenaza de que mi papá le soltara un golpe a alguno de los oficiales. Así que preferimos irnos y ahora nos encontramos en mi apartamento, mi papá se encontraba sentado tratando de contener toda ira en su interior en completo silencio. Mientras mi mamá hablaba con Amelie, muy molesta por todo lo ocurrido. Y claro, se encontraba cocinando algo de comida para mi, a pesar de que ya estaba comiendo de lo que dejó el secuestrador. —¿En serio? ¿Y que sucedió? —¡No quisieron aceptar la denuncia! ¡Vieron a mi hija y un oficial muy gracioso salió a decir "ahí está, ahí está"! —¡Que hijos de perra! —¡Si que lo son! —Las veía hablar entre las dos, aún comiendo de mi comida. —Tendre que llamar a mis amigos de la universidad, buscaré a ese hijo de perra por mi cuenta. —Se entrometido papá en la conversación, después de un largo periodo de silencio por su parte en donde parecía estaba cuestionando cada año de su mera existencia hasta el día de hoy. —¡Amor! ¡No! —¡Que sí! ¡Ese hombre secuestro a mi hija! —Y me dijo que no había nada interesante que ver. —Solte con rencor, recordando como se burló de mi cuando no quería que viera abajo de mi falda al tratar mis heridas. Aunque esas palabras solo causaron confusión en mis padres, quienes voltearon a verme de inmediato llenos de curiosidad y sin entender nada. —Me corte en los muslos y él me curo. —Explique, aún comiendo mi hamburguesa que me compraron papá y mamá de camino a casa. —Yo no quería por que me iba a ver abajo de la falda, y me dijo que no tenía nada interesante que hacer. —¿Que más te dijo? —Mi papá se acercó a mí, con una libreta en manos para anotar todo lo que decía. —Que era una francesa básica. —Frunci mis labios al contar ese desgarrador hecho, lo cual en parte es cierto. Aunque eso no es algo de lo que esté al tanto mi papá, el cual soltó un grito de horror ante mis palabras. —¡Odette Dubois, si tu eres preciosa! —¡Lo sé! —Use mi mano para mover mi cabello, viendo como mi papá comenzaba a anotar en su libreta. —Describe a ese desgraciado que apenas lo consiga le volveré básico ese culo. —Era muy alto, más alto que tú. —Explique, tratando de buscar detalles del físico de ese hombre desconocido. —Cuerpo bastante corpulento, creo que puede ser deportista ya que era bastante ágil. —¿Que más? —Voz grave, usaba ropa negra. —Aprete mis labios, tratando de hacer memoria. —Tenia un tatuaje en el brazo, solo logre verlo un poco a través de algunas cortadas de su camisa, así que no se de qué es el tatuaje. —¿Cual era su camioneta? —Si te lo digo te vas a sentir aludido porque salió recién este año. —Entonces no quiero saber nada. ¿Algún otro detalle importante? Di un mordisco a mi hamburguesa, tratando de recordar algún otro detalle que sea resaltante. Hasta que recordé el primer momento que logre verlo, ya que recordaba a la perfección esos ojos verdes. —Ojos verdes. —Muy bien, ya descarte a casi toda la población francesa. —Mi papá se alejó de mi, sacando su celular para comenzar a llamar a todos sus conocidos y amigos para buscar a ese hombre. En serio que mi papá es todo un caso. --- Era momento de salir de casa. E inexplicablemente no podía, cada vez que daba un paso fuera de casa mis piernas comenzaban a temblar de forma involuntaria y me veía obligada a volver a entrar al apartamento a calmarme. La respiración me faltaba, los ojos se me llenaban de lágrimas y mi mente no reaccionaba. En resumidas palabras, me daba terror salir de casa. Y tratando de buscar solución a ese problema solo caminaba en círculos por mi propio apartamento, era ridículo sentirme así cuando no pasó nada el día que me llevaron. Mejor dicho no podía sentirme así cuando tenía tantas cosas que hacer en la universidad, no podía permitir arruinar la oportunidad de dejar estar arruinando mi perfecta lista de asignaturas. Así que agarre algo de aire tratando e buscar calma de la cual carecía, quería pensar que no iba a pasar nada ya que siempre tomo ese camino a la universidad y nunca pasa nada. Estuve casi una hora buscando calma. Busque tanta calma que papá se dio de cuenta y me habló. —¿Te llevo? —Si, por favor. --- —¡Profesor Richard! —ahora mismo me encontraba en la universidad de Sorbona, papá me trajo en su carro y yo estaba de lo más feliz de haber pasado de la seguridad de las paredes de mi hogar a la seguridad de la universidad, aunque tendría que resolver más tarde como volver a casa Pero, ignorando toda esa situación, solo estaba en la universidad, a pesar de que gran parte de los alumnos a este punto del año ya se encontraban de vacaciones, yo era una de las pocas estudiantes que debía de quedarse, para recuperar alguna asignatura que tuviera salvación. Así que me encontraba corriendo en dirección hacia la oficina de los profesores, a la cual entre a un paso apresurado y fui directamente hacia el profesor Richard. —¡Odette! ¡Que alegría verte! —Saludo el profesor de inmediato, el cual extrañamente se encontraba hablando con un muchacho bastante alto de cabello negro con un sub tono azul bastante predominante, al punto de que parecía más azul que negro Es más fácil pensar que es azul oscuro, solo que me enredó. Y supongo que es otro estudiante que debe estar tratando de salvar la asignatura de Inglés. Me acerqué al profesor corriendo, al cual apenas llegué al frente de el, poso sus manos en mis hombros, como si revisara que estoy bien y después soltó ciertas palabras que me sorprendieron. —Me enteré de lo ocurrido ayer, en verdad los profesores estábamos bastante preocupados, si no te fuéramos mandado a tomar las fotografías no tendrías que haber pasado por todo eso. —¡Ay no profesor! ¡No se preocupe! —Exclame con una sonrisa, viendo como volvía a tomar su debida distancia. Mientras yo, solo buscaba en mi bolso la cámara, la cual termine por sacar y pasarla al profesor. —Aqui tiene. ¿Puedo saber cuándo realizaré el examen? El profesor tomo la cámara, soltando suaves risas mientras volteaba a verme a mí y al muchacho que se encontraba a un lado de mi, chico que no me atreví a mirar en todo ese rato que llevo junto a él. —Dentro de tres días, Odette. Y justo aquí te tengo al tutor perfecto. —Pestañee varias veces, era la primera vez en estos tres años de carrera que se me era asignado un tutor para un recuperativo. —Se llama Zadkiel Leblanc, es un estudiante proveniente de Canadá y habla tres idiomas. Creo que podría ayudarte bastante respecto a tus estudios de inglés. Mis labios formaron una perfecta "O" de sorpresa, volteando a ver al muchacho que se encontraba a un lado de mi, viéndome obligada a tener que subir mi rostro para verlo mejor, su estilo era bastante rock moderno, o al menos lo sentía así por su chaqueta de cuero junto a su pantalon y franela negra. Desde al frente lograba ver que su rostro era serio y que portaba un corte medio mullet que le lucía bastante bien, pero solo de frente, de espaldas pareciera que tuviera el cabello trasquilado. Un momento.... Tiene lentes. Joder, me matan los hombres con lentes. —Nice to meet you, Odette. —Me saludo el hombre, siendo ese momento cuando tome algo de atrevimiento y le mire directamente hacia los ojos. Notando en ellos un tomo verdoso que me era bastante conocido a pesar de nunca haberlo visto en mi vida. Aunque eso pasó a segundo plano cuando me di cuenta de que me habló en inglés, y yo completamente ignorante al significado de sus palabras, solo pude sonreír con incomodidad. —And you. —En búsqueda de sobrevivir solté esa respuesta sosa, viendo como el rostro del contra se llenaba de incredulidad. Claramente había dado la respuesta super mal y ahora el se encontraba insultándome en sus adentros. —Con razón no has pasado inglés. —Termino por mencionar en un perfecto inglés, siendo ese momento cuando volteo a ver al profesor. —Hare lo que pueda por ella, aunque veo un caso muy difícil por aquí. —Lo es. Y créeme que si lo haces te ganarás esos créditos extras para cursar más asignaturas en este semestre que vas a retomar. —Muchas gracias , Profesor Richard. —Agradecio el muchacho, al cual el profesor le entrego una carpeta con todos los contenidos que me iba a tener que explicar para el exámen. —Es un examen de 100 preguntas, si responde al menos la mitad bien, tendrá por seguro que la asignatura ya fue superada. —Entendido, profesor. —El chico volteo a verme, aún con un rostro bastante serio. —¿Vamos a la biblioteca? Di varios asentimientos continuos, comenzando a seguir al chico que ya estaba caminando en dirección a la biblioteca. Despidiendo a todos los profesores con mi mano y con una nueva esperanza renovada por que ahora más que nunca había posibilidades de pasar esa estúpida asignatura.