Mundo ficciónIniciar sesiónDamon había presenciado cómo los médicos lograban lo imposible, calmar la tormenta en el cuerpo de Harper.
Tras la estabilización y la sedación, el silencio regresó a la sala de urgencias, pesado y cargado de un olor a culpa para Damon. Después de la velada amenaza al médico se permitió colapsar.
Tomó una silla y la arrastró hasta la cabecera, tomando la mano de Harper, y sintiendo el calor lento y gradual que regresaba a su piel.
— Lo siento, Harper — susurró, aunque sabía que ella no podía escucharlo — Lo siento por cada duda, por cada palabra dura, por haberte obligado a esto, me ayudaste, y yo, solo he sabido ser tu carcelero.
El hombre recostó la cabeza con cuidado en el borde de la camilla, justo al lado de su hombro, y la tensión de tres días de fuga, lucha y culpa lo abrumó por completo, se quedó do







