Mundo ficciónIniciar sesiónEl reloj digital en la mesita de noche de la sala 304 marcaba las 03:47 A.M. El silencio del hospital no era reconfortante, era una amenaza que colgaba como una navaja sobre la cabeza de Damon.
Damon Kóvach se movía por la habitación como un depredador enjaulado con cada mirada dirigida a la única puerta, no confiaba en la seguridad del hospital, ni en las cortinas opacas, ni en la débil promesa del médico de olvidar lo que había pasado.
Solo confiaba en el cañón de su arma guardada bajo la almohada de Harper, y en el pulso tenue de ella en aquella cama.
Ella seguía envuelta en ese sueño forzado, y su rostro pálido estaba libre de la tensión que la había marcado sus últimos meses, en realidad, era la primera vez que él la veía en paz, y ese mismo hecho lo aterrorizaba, la paz era un lujo que no se podían permitir.
Damon llevó







