Ese ruido los asustó a ambos, en el sofá.Papá fue el primero en espabilar, apresurado, tratando de disimular mientras se acomodaba la ropa. Solo al ver que no había nadie alrededor, suspiró aliviado.Yo también estaba tensa. Jamás pensé que de verdad pudiera levantar algo… Así que, por instinto, floté hasta el florero roto para observarlo mejor.—¡Ah!—¡Un fantasma!Justo en ese momento, Darly alcanzó a ver una sombra y gritó a todo pulmón.¿Qué está pasando? ¿Ella… puede verme?Me quedé petrificada en el lugar, sin entender nada, demasiado atónita para moverme.Pasaron unos segundos de silencio. Al ver que no había “nada” más, Darly se abrazó de nuevo a la cintura de papá y empezó a quejarse con voz mimosa:—Tengo miedo… abrázame.De pronto se sentó sobre las piernas de papá, con la blusa ya desabrochada, casi por completo.Ambos volvieron a su atmósfera íntima, dejando escapar apenas unos gemidos ahogados.Yo, al ver esa escena, deseé de corazón haber nacido ciega.¡Qué asco!Pero j
Cuando llegué a la comisaría, me preparé para seguirlos hasta la sala de interrogatorios. Me moría por ver con mis propios ojos el momento en que soltara la verdad.Pero apenas me acerqué a la puerta, algo me sacó volando. Y por primera vez en mucho tiempo, sentí dolor.Intenté varias veces, pero nada resultaba. El ardor en el alma era insoportable. No me quedó más que rendirme, con la rabia encima.Los días siguientes, me los pasé rondando la entrada de la comisaría, escuchando lo que decía la gente que entraba y salía.No era mucho, pero sí lo suficiente como para darme gusto.La evidencia contra papá por asesinato era clarísima. Ya había confesado, y pronto le iban a dictar su sentencia. Lo más probable: pena de muerte.Su empresa, además, había sido intervenida por evasión de impuestos y otros delitos cometidos en estos tres años.Pensé que a Darly la iban a soltar, pero escuché que durante la investigación los policías se enteraron de que el hijo de su tío no se había ahogado por
Era la hora de la cena, y papá observaba a sus hijos sentados a la mesa, esperando la comida, y frunció el ceño al ver un asiento vacío.—¿Esa mocosa no sabe lo que son las reglas? ¿Toda la familia tiene que esperarla para cenar? Ya fue castigada y aún no aprende. Creo que fue un castigo demasiado suave. La mano de Nolan, el mayordomo se detuvo un momento mientras servía los platos, antes de responder con cautela:—Señor, la señorita Chiara sigue castigada en la bodega… ¿Desea que la saquemos?Papá soltó la copa de vino por un segundo y miró hacia el rincón donde estaba la bodega, como sorprendido. Sin embargo, rápidamente se recompuso y respondió con indiferencia:—¿Sacarla? Que se quede ahí unos días más. Si no aprende con un poco de sufrimiento, va a seguir molestando a sus hermanos.El mayordomo miró a los dos chicos sentados a la mesa, Darly y Miles Leclair, con las mejillas sonrojadas y un aspecto saludable, y no pudo evitar sentir lástima por la pobre Chiara, que seguía e
Aunque ahora solo fuera un espíritu, cuando miré la puerta de aquella bodega, todavía podía sentir esa presión horrible en el pecho que no me dejaba ni respirar. Como si en cualquier instante, la oscuridad y esa sensación de ahogo pudieran regresar a tragarme viva. Retrocedí desesperada, alejándome de ahí tanto como pude. Al instante, ya estaba en el comedor.Papá y Miles estaban sentados a los lados de Darly, hablándole en voz baja para consolarla.—Darly, mírate, estás más delgada —intentó calmarla papá, mientras la abrazaba con cuidado—. Tienes que comer más para estar fuerte. Lo de la vez pasada te pegó duro, ¿no? Papá sabe que sufriste mucho. —Suspiró—. Pasaste por tanto… y esa maldita de Chiara ni siquiera ha pagado lo suficiente. Fue muy poco para todo lo que hizo… Pero tranquila, esta vez sí que recibirá el castigo que merece. Miles, por su parte, también intentaba hacerla sentir mejor:—Darly, tú eres mi única hermana...Yo, que ya estaba detrás de ellos, escuchando có
Después de mimar a Darly durante la cena y verla sonreír feliz, papá finalmente se dignó a darle la orden al mayordomo, como si estuviera haciendo una gran obra de caridad:—Ve a sacar a Chiara de la bodega. Asegúrate de que se bañe bien, no quiero que le dé asco a nadie.Papá hablaba con aires de grandeza, como si haberme encerrado una semana y ahora dejarme salir fuera un regalo inmenso que yo debía agradecerle de rodillas.El mayordomo recibió la orden y enseguida mandó a los sirvientes para cumplirla.Darly, de pie a un lado, se aferró con ternura al brazo de papá y adoptó expresión dulce y comprensiva mientras decía:—Papá, cuando salga Chiara, no le grites más, ¿sí? Después de todo, ella es tu hija biológica… no como yo… Yo ya me siento muy afortunada de tener un padre que me quiere tanto. Los ojos de papá se llenaron de ternura y orgullo, y le acarició suavemente el cabello.—No vuelvas a hablar de si eres biológica o no. Tú también eres mi hija, mi princesita. Darly, er
Cuando papá recibió la llamada, estaba en una reunión de la empresa. Ni siquiera terminó la junta; sino que salió disparado y condujo directo a casa.Al llegar, abrazó a Darly, que acababa de salir de la bodega, con el rostro un poco pálido, y gritó furioso:—Darly, tú eres la hija de papá, y nadie puede alejarte de mí. Sé buena, no vuelvas a decir que te quieres ir, ¿sí?En ese momento, yo salía de mi cuarto pensando que algo grave había pasado en casa, y, al encontrarme con esa escena, solo pude sentir que era una profunda ironía.Ridículo. Darly no era de porcelana, ni le temía a la oscuridad. Solo había estado un rato en la bodega y ya parecía que se iba a morir.Entonces, desde el piso de abajo, Miles gritó:—¡Todo fue culpa de Chiara! ¡Ella encerró a Darly en la bodega! Si no hubiera llegado temprano, quién sabe cuánto más habría estado ahí adentro.Tras oír esto, papá subió furioso, me agarró del cabello y me arrastró hasta la bodega, en donde me ató de pies y manos, como
Antes de que Darly llegara a nuestra casa, nada era así. En ese tiempo, yo tenía una madre y un padre que me querían, y Miles, mi hermano, todavía era pequeño. Yo jugaba con Miles, mi mamá me contaba cuentos antes de dormir, y papá me subía a los hombros cuando íbamos al parque.Sin embargo, todo cambió ese verano, hacía tres años.Papá y mamá fueron al pueblo a rendirle homenaje a una vieja exnovia de mi padre que había muerto, mientras Miles y yo no nos quedábamos porque teníamos clases.Unos días después, papá volvió… y con él trajo dos noticias que nos dejaron devastados.Mamá había muerto en un accidente en el pueblo, pero, antes de que esa desgracia sucediera, ambos habían adoptado a la hija de una amiga.Así, de un solo golpe, perdí a mi mamá… y, de la nada, apareció una «hermana» nueva.Al principio pensé que esa hermana era lo último que mamá me había dejado. Siempre había querido una, así que la cuidé con el alma. Me preocupaba que alguien en la escuela pudiera hacerl
Media hora después, al ver que yo no aparecía, la expresión de papá se oscureció de inmediato.—¿Media hora y aún no se ha dignado a venir? ¿Qué pasa? ¿Ahora ni siquiera yo, su padre, puedo hacerla obedecer? ¡Qué muchachita…! ¿Tanto tiempo encerrada, no le ha servido para reconocer su error…? Quiero ver qué demonios está tramando esa mocosa. Papá se levantó enfurecido, y la taza de té que tenía en la mano se estrelló con fuerza contra el suelo.Yo me encontraba, justo detrás de él, observándolo en silencio. Ver su furia mezclada con un poco de nerviosismo, y cómo se golpeaba con la silla al levantarse, me sacó una sonrisa irónica.—Darly, quédate aquí un momento. Voy a arrastrar a esa mocosa hasta aquí para que te pida disculpas —dijo papá, antes de correr hacia la bodega en la que me habían encerrado.Pero, antes de llegar, una rata salió disparada del cuarto y lo hizo brincar del susto.—¿Qué demonios? ¿Ratas? ¿En esta casa?El mayordomo, pálido, que se encontraba a un lado,