Cuando papá recibió la llamada, estaba en una reunión de la empresa. Ni siquiera terminó la junta; sino que salió disparado y condujo directo a casa.Al llegar, abrazó a Darly, que acababa de salir de la bodega, con el rostro un poco pálido, y gritó furioso:—Darly, tú eres la hija de papá, y nadie puede alejarte de mí. Sé buena, no vuelvas a decir que te quieres ir, ¿sí?En ese momento, yo salía de mi cuarto pensando que algo grave había pasado en casa, y, al encontrarme con esa escena, solo pude sentir que era una profunda ironía.Ridículo. Darly no era de porcelana, ni le temía a la oscuridad. Solo había estado un rato en la bodega y ya parecía que se iba a morir.Entonces, desde el piso de abajo, Miles gritó:—¡Todo fue culpa de Chiara! ¡Ella encerró a Darly en la bodega! Si no hubiera llegado temprano, quién sabe cuánto más habría estado ahí adentro.Tras oír esto, papá subió furioso, me agarró del cabello y me arrastró hasta la bodega, en donde me ató de pies y manos, como
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