Alicia caminaba de un lado a otro por la sala, mirando con ansiedad su teléfono. Esa mañana, su madre le había informado que estaban negociando con la familia Durcker una posible colaboración matrimonial, lo cual la hizo saltar de felicidad.
Sin embargo, el recuerdo de aquella enfermera del hospital - que tenía un asombroso parecido con Aysel-regresó a su mente como un golpe. Sin perder tiempo, llamó a sus hombres y les dio una hora para obtener toda la información posible.
En este momento, el plazo está a punto de acabarse. De pronto, el señor Abrm llega a la sala y ve a su hija con ansiedad, cosa que lo hace fruncir el ceño, extrañado.
- ¿Qué te sucede, Alicia? -pregunta mientras se sienta en el sofá y toma el periódico.
- Nada, papá. Solo me emociona poder casarme con Michael.
Al escucharla hablar, una oleada de tranquilidad y una sonrisa tierna se apoderan de él. Se levanta del sofá y se acerca a su hija. Las palabras de su padre encendieron un brillo en sus ojos, pero ese brill