Un suave rubor se extendió por las mejillas de Valentina al escuchar la pregunta de Richard. Sus ojos brillaron con una mezcla de sorpresa, alegría y una profunda emoción. Un nudo de felicidad se formó en su garganta, impidiéndole responder de inmediato. Miró a Richard, viendo en sus ojos la sinceridad y el amor que tanto anhelaba.
Apretó sus manos con más fuerza, sintiendo el calor de su tacto. Su corazón latía con fuerza, llenando el silencio que se había creado entre ellos. Los recuerdos de su tiempo juntos, las pruebas que habían superado, la conexión especial que compartían, todo se agolpó en su mente.
Finalmente, con una sonrisa radiante que iluminó su rostro, Valentina asintió lentamente. —Sí, Richard —dijo con voz suave, pero firme, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad—. Sí, quiero ser tu novia.
Un suspiro de alivio y una inmensa alegría inundaron el rostro de Richard. Soltó una de las manos de Valentina para acariciar suavemente su mejilla. —Valentina... —murmuró con voz