Valentina se acercó a Richard, su rostro reflejando la profunda angustia que la embargaba tras la terrible revelación. Sus ojos estaban llenos de lágrimas y su voz temblaba ligeramente al hablar.
—Richard... me siento tan angustiada —susurró, tomando sus manos entre las suyas—. Mi padre... fue él quien mató al tuyo. ¿Cómo... cómo podemos superar esto?
Richard apretó sus manos con ternura, su mirada llena de amor y comprensión. Se acercó a ella y la abrazó con fuerza, permitiéndole sentir su apoyo incondicional.
—Mi amor —dijo con voz suave pero firme, apartándose delicadamente para mirarla a los ojos—. Lo que pasó... lo que tu padre hizo... fue un acto terrible, pero eso no va a afectar lo que siento por ti. Tú no eres responsable de sus acciones.
Continuó, con una sinceridad que llegaba al corazón de Valentina.
—Lo que siento por ti es verdadero, profundo. Nada de esto va a hacer que deje de amarte. Eres la mujer que amo, mi compañera. Juntos superaremos esto, como hemos superado tan