POV Carlos
He pasado las últimas dos horas caminando por el salón como si fuera un anfitrión impecable, saludando caballerosamente, sonriendo cuando corresponde, ofreciendo mi mano a los inversionistas, escuchando al ministro comentar sobre las piezas que se van a subastar esta noche. Soy el mismo de siempre por fuera: controlado, diplomático, educado.
Pero por dentro… Por dentro soy una cuerda tensada al límite.
La gala está quedando perfecta. Las luces ámbar rebotan en los muros de piedra, la música en vivo es elegante sin llamar demasiado la atención, las esculturas que vamos a subastar están colocadas en pedestales de vidrio templado. Todo es impecable. Todo está en orden. Yo no.
Isabella llega unos minutos después de que termino de revisar la iluminación. Viene acompañada de sus padres y de dos tías. Su entrada es tan estudiada como siempre: impecable, elegante, fría. El vestido que eligió es precioso, lo admito, y su peinado está preparado para impresionar. A mi madre le encant