POV ElenaBerlín siempre me pareció una ciudad que recordaba demasiado.Cada esquina es una cicatriz cubierta de luz: edificios nuevos erigidos sobre ruinas, museos que fingen neutralidad, estatuas que no piden perdón. Me mudé aquí pensando que podría empezar de nuevo, pero desde el primer día comprendí que las ciudades, como las personas, también guardan sus fantasmas.Yo, al menos, ya convivía con los míos.El taxi se detuvo frente a un edificio de piedra gris, de esos que el tiempo nunca termina de domesticar. La sede del Institut für Restaurierung und Kulturerbe ocupaba toda la manzana, con ventanales enormes y una bandera que ondeaba sin convicción. Bajé del coche, ajusté mi bufanda y respiré el aire húmedo del invierno.Berlín olía a historia, y a secretos.—Elena Varela —dije en la recepción, mostrando la carta de invitación—. Me esperan para una reunión con el director del proyecto Erebus.La mujer me miró apenas un segundo antes de entregarme una acreditación con mi nombre im
Leer más