POV Elena
No habría pensado que una noche de domingo pudiera sentirse tan larga, tan frágil y tan silenciosamente cruel. Dormí mal, aunque lo intenté. Me acosté temprano; incluso dejé a un lado el libro que había estado leyendo para distraerme, pero cada vez que cerraba los ojos regresaba el mismo pensamiento: Carlos ya va a fijar la fecha de su compromiso. Y yo tenía que comportarme como si nada.
El lunes estaba nerviosa por ir al trabajo y tener que ver a Carlos, pero no lo vi, y el martes tampoco. No sabía si estaba evitandome, o realmente estaba muy ocupado. Pero los días laborales transcurrian lentos y aburridos, porque ni siquiera me había dado nuevo trabajo. Estaba pendiente que me entregara otra parte de los archivos.
El miércoles amaneció con un cielo gris, tibio, uno de esos que Berlín parece reservar para los días en que uno necesita luz y, en cambio, recibe una manta espesa sobre la cabeza. Lo cual reflejaba perfectamente mi animo. Me desperté antes del sonido de la al