Tenía un dolor de cabeza intenso y estaba muy agotado por toda la experiencia atendiendo aquel asunto que no se resolvería pronto, pero ver a mi hija, a Caroline y a los niños hizo mejorar mi humor de inmediato.
Estaba feliz y tenía miedo de que esa felicidad fuera efímera como lo fue antes, así que tenía que alejar pensamientos pesimistas.
El abrazo a Caroline se sintió como una inyección de energia y vitalidad, adoré ver como sus mejillas se ponían rojas.
Arturo se acercó para darme la mano.
—Me voy disfruta tu familia, solo vine a darle una vuelta a Ximena.
—Gracias. Después hablamos.
Se despidió de los demás y salió rumbo a la oficina, yo no iría pues quería pasar tiempo en casa después de haber estado fuera.
Pasamos un rato juntos y reímos de las ocurrencias de las niñas, me pusieron al día rápido con las cosas qué acontecian y que no me habían contado por llamadas.
Caroline se fue a estudiar y yo aproveche de encerrarme el despacho a revisar correos y pendientes antes de recost