El laboratorio de Lysandra se había transformado en un cuartel general de guerra silenciosa, la luz blanca y fría iluminando la urgencia de sus acciones. Elara estaba de nuevo frente a la consola, el dispositivo de audio cifrado conectado por un cable de transferencia de alta seguridad, la primera dosis de cobalto en su torrente sanguíneo actuando como un poderoso filtro, eliminando el ruido tóxico y permitiendo que su Habilidad Despertada funcionara con una precisión quirúrgica, mientras Kael, a pesar de su hombro vendado, trabajaba en el lado opuesto de la sala, su voz baja y tensa coordinando una red de leales que se preparaban para la batalla corporativa que se avecinaba.
"Thompson y Vance son los objetivos principales, Elara, recuerda, un ataque económico y uno de imagen," susurró Kael, cubriendo la boca del teléfono satelital con la mano, el sonido amortiguado por la distancia. "Necesito que tengas la prueba de la malversación de fondos de Thompson y el acuerdo secreto de Vance