KYRION
—Seguridad. Llegarán muy tarde. Es mejor que estén seguros hasta que amanezca.
—Ok. ¿Mi habitación?
—Nuestra. La casa es amplia, pero eres mi esposa, es tu deber dormir a mi lado.
—¿De verdad crees que vas a conseguir algo conmigo? Si quieres que estemos en la misma habitación, tendrás que usar el sofá. De ninguna manera dormiremos juntos.
—¿Qué clase de idiota crees que soy para dejar mi cama por un sofá?
—El que decidió traerme aquí. Así que ocupas otra habitación o usas el sofá.
—El lado derecho está bien para mí. Aunque contigo a mi lado, no garantizo amanecer a mi lado de la cama. Sígueme —digo sin darle mayor importancia a lo que dice.
No repara el lugar. Da igual.
—Esta es nuestra habitación.
—Ok —dice sin mostrar interés en que ya tiene todas sus cosas en orden, al igual que las mías, que la habitación es tan grande que podrían caber dos camas.
Se acerca a su guardarropa y toma un pijama.
—¿El baño?
Le señalo el mismo.
—¿Pueden preparar algo para cenar? —me pregunta.
—¿