Capítulo 57: Vamos a Tailandia.
Adrián no retiró la mano de la suya. Sintiendo el temblor que aún recorría el cuerpo de Valeria, usó su otra mano para sobarle el brazo, un gesto lento y tranquilizador que subía y bajaba desde su hombro hasta su codo.
—Todo saldrá bien —repitió, y su voz sonaba como una promesa firme, no como un deseo vacío.
Valeria lo miró, buscando en sus ojos si podía creerle. Respiró profundo, obligando a sus pulmones a obedecer, a soltar el pánico helado que la llamada de Graciela Han había provocado.
Sí. Estará bien. Todo saldrá bien. Solo tengo que relajarme.
Él pareció satisfecho con el leve asentimiento de ella. Vio cómo la tensión abandonaba sus hombros. Soltó su mano y su brazo, y el calor de su toque se fue con él.
—Bueno —dijo, rompiendo la tensión—. Voy a seguir con el desayuno. Se va a enfriar.
Valeria asintió de nuevo, esta vez sintiéndose más tranquila. El pánico por la señora Han seguía ahí, en el fondo de su estómago, pero estaba... contenido, otra preocupación más, ya tenía bastan