—No — la interrumpió él, con una ferocidad que la hizo saltar. Su mirada era intensa, incuestionable—. Ni siquiera lo pienses, Valeria. —Se inclinó hacia adelante, acortando la distancia entre ellos—. Escúchame bien. Lo que empezó como un acuerdo… se terminó en el momento en que entraron a tu apartamento. Esto ya se volvió personal.
Valeria lo miró, atónita. El shock le nublaba el pensamiento.
—¿Estás loco? —logró balbucear—. ¡Adrián, casi me muero! ¡Por esto! ¿Y quieres seguir?
—Y por eso mismo no podemos retroceder —replicó él, su voz era firme, pero ya no fría. Había un fuego en sus ojos que ella no había visto antes—. Te protegeré. Con todo lo que tengo. Pero no voy a romper esto. No ahora.
—¿Por qué? —preguntó ella, desesperada por entender—. ¿Por qué es tan importante para ti?
Adrián respiró hondo, como si fuera a sumergirse en aguas profundas.
—Tú me buscaste —comenzó, su tono cambiando, volviéndose más introspectivo
—¿Qué? No es verdad, tu fuistes quien me propuse fingir un ma