¿Quién dice qué no se puede ser romántica y profesional a la vez? Eva es una secretaria jurídica, romántica a más no poder. Una mujer que no tiene miedo de demostrar sus emociones. Sueña con tener un amor como el de sus abuelos, que se demostraban amor cada día, a veces solo con un beso. Y ella... no piensa conformarse con menos. Dante es un hombre que vive el día a día. No cree en "Y vivieron felices para siempre", para él es una quimera. Nunca ha tenido problemas con las mujeres, y la que se resiste, encuentra la forma de comprarla. ¿Podrán entenderse dos personas con personalidades tan dispares? Parte II Laura despierta luego de un accidente donde casi pierde la vida, no sabe por qué la persona que lo provocó lo hizo, y la persona que sabe los motivos no quiere hablar. Mientras se recupera, su ex marido y su amor secreto la ponen en la disyuntiva de a cuál escoger. Su ex a dando un cambio radical y no recuerda decirle que regresaría con él, su amor secreto no para de decir que ya están en una relación, porque los que confirman dicha relación son familiares cercanos a él. ¿Qué hacer? ¿Volver y darle una oportunidad al padre de su hijo, o a la persona de la cual tuvo un flechazo desde el primer día y luego se enamoró poco a poco? Obra registrada
Leer másEva va caminando por el pasillo del bufete donde trabaja... mejor dicho, donde trabajaba. Todos se quedan mirando cuando pasa frente a ellos.
«!Cobardes!» —Piensa ella.
La despidieron sin motivos y todos callaron. Siente que algo arde dentro de ella, ira, tristeza. A muchos los consideró amigos, a otros buenos compañeros.
«Pero no me iré como si fuera una fracasada, defendí mi caso como toda una profesional. Lástima que pese más lo celos de una mujer insegura, que un buen trabajo.»
Camina con orgullo, espalda recta, barbilla alzada, con movimiento calmados, pisada firme.
Llega hasta la recepción donde está Emma con sus pertenencias. Le da las gracias y está por irse cuando Emma la coge por el brazo y dice:—Siento que tengas que irte así, te voy a extrañar. Yo hablé en tu favor, pero no me hicieron caso. —Y agrega soltando el brazo—. Me gustaría seguir en contacto, si te parece bien.
Eva se sorprende al escuchar esto y no sabe cómo reaccionar, pensaba que todos le habían dado la espalda, al parecer no fue así. Sonríe, un poco nerviosa y responde:
—Por supuesto Emma. Me gustaría quedar uno que otro día. Gracias por defenderme, pensé que no lo había hecho nadie.
—La verdad, fuimos pocos, pero lo hicimos los que importan. Julia, Leo y Anna también lo hicieron.Eva se emociona un poco y decide aceptar verse con ellos en algún momento.
—Gracias otra vez. Estaremos en contacto.
Se despiden y Eva sale caminando hacia la salida del bufete. Mientras Emma se queda mirándola, pensando que es una injusticia lo que hicieron, y más porque Eva es una buena empleada, y no es cierto de lo que se le acusa.
En la calle el calor es insoportable, y Eva solo piensa en un baño cuando llegue a su casa. Va a parar un taxi cuando recuerda que ahora está desempleada y debe ahorrar hasta que encuentre otro trabajo. Comienza a caminar hasta el metro, da unos pasos y se detiene, piensa que con la caja que es pesada no irá muy cómoda, y su día terminará peor, así que para un taxi y va cómoda hasta su casa. ♥♥♥♥ Es casi las diez y Eva está inquieta, lo que ha pasado en el día la dejó con mucha adrenalina, no puede dormir. Para distraerse, entra a las redes sociales. Lleva unos quince minutos conectada cuando le entra un mensaje de "Samael". «—Hola, ¿Cómo fue tu día?» "Samael" es el nick que usa un chico que Eva conoció en Tinder, uno de esos días que estaba aburrida y decidió incursionar en las páginas de citas. Respondió el mensaje que le envió, porque lo pareció original. «—Hola. Me gusta tu nombre, ¿También te gusta el fruto prohibido?» Fue tan agradable la conversación que tuvieron, que se hicieron "amigos". Decidiendo no dar más detalles de ellos, que los que conocían hasta ese momento, solo alguna que otra cosa de cómo le iba en su día a día. Ni siquiera sabían cómo era el físico de cada cual, no importaba, pensaban que quizás si lo supieran acababa la magia. «—No muy bien Dios Negro —respondió Eva, llamándolo como él mismo se había llamado en una de las tantas conversaciones—. Hoy perdí mi trabajo, y tengo un cóctel de emociones que no me deja dormir.» «—Cuanto lo siento hermosa. ¿Quieres contarme?» «—Mejor no, quizás otro día. Si vuelvo a revivir lo de hoy, busco al responsable y le doy una paliza, o le pago a alguien ya que no creo que pueda con él jajaja» «—¿Tanto así fue hoy?» «—Sí, de mucho estrés.» «—El estrés nos afecta a todos, pero ¿sabes qué es muy bueno para eso?» «—No, ¿Qué? Dame la receta, la necesito 😔.» «—Un baño de espuma, con música muy sensual y una copa de vino.» «—Me gusta la idea, creo que es lo que haré antes de dormir.» «—¿Necesitas ayuda? Es mejor en pareja 😈.» «—Me gusta tu disposición para ayudarme 😜. Tal vez un día acepte.» Después de esto, siguieron hablando de otros temas. Sus conversaciones eran muy variadas, desde música, danza hasta deporte, de este último ella no sabía casi nada, aun así, a Samael le encantaba escribirle sobre esto, hablaban principalmente de béisbol, y Eva defendía como una leona a su equipo preferido, el cual comenzó a seguir para saber que decirle a Samael. Era pasada las doce cuando Eva fue a la cama. Después de su conversación con Samael, se dio el baño relajante que él le comentó y tomó cuatro copas de vino. Ahora si podía dormir, mañana vería que hacer, buscar un trabajo o tomar unos días de vacaciones. Tenía la suerte de que su abuela que viajaba mucho con otras personas de su edad, le prestara su casa. No tenía que matarse buscando cualquier trabajo para pagar un alquiler, y tenía algo ahorrado, su abuelo al morir le dejo algo de dinero y en el bufete pagaban bien, no moriría de hambre. Con una sonrisa se durmió. ♥♥♥♥ Eva se despierta con el sonido de la alarma, no podía creer que olvidara eliminarla.«¿En qué estaría pensando antes de dormir?», «aah ya, hablar mucho con Samael y darme un baño relajante, tomando vino» —Piensa con ironía mientras se levanta.
Cuando despierta le es muy difícil dormir otra vez, así que se levanta lista para hacer lo que siempre hace en las mañanas antes de ir a trabajar.
Termina y no sabe que más hacer, siempre a esta hora tenía algo, la universidad, luego el trabajo.«Qué hace la gente que no trabaja todo el día?» —Cavila mientras está en medio del salón frente a la tv, buscando un canal que pueda ver.
—Nada, mejor voy a pasear por el parque, quizás me entre la locura y corra un poco. —Termina por decidirse al no encontrar nada que le agrade.
Se cambia de ropa y está bajando las escaleras cuando ve a Sofía, una de las tantas amigas de su abuela, que vive en la casa de al lado. Se saludan, Eva le habla del viaje que está haciendo su abuela y le pregunta a Sofía:—¿Y usted por qué no fue? Sé que le gusta mucho ir a París.
—No podía ir ahora, me quiero retirar y tengo que dejar todo en orden. Cuando termine iré con ellos, si no es a París será otro lugar. —¿Y por qué se retira? Aún está muy joven. —Gracias querida, pero quiero disfrutar lo que me queda de vida. Ya trabajé mucho, ahora me toca descansar, y quién sabe, quizás encuentre el amor, para pasar la vejez. —Muy bien usted, eso le digo a mi abuela, pero no me hace caso. Al menos se va de viaje. —¿Y tú? ¿Cuándo buscarás a alguien? —Yo... —Eva se calla, no sabe que decir, si ella hace igual, ha tenido novios, pero no una relación duradera. Sonríe y dice—.: Ya ve, yo dando consejos, y estoy peor, porque yo ni viajo, ni siquiera a una ciudad cercana. —Tienes que salir más. Sal de fiesta, búscate un novio. Vive la vida ahora que eres joven. La vida no está asegurada, no se sabe qué tiempo vas a vivirla, aprende de tu abuela, ella si sabe cómo.—Gracias por su consejo, lo tomaré.
—Por supuesto es un buen consejo, no dejes de seguirlo. ¿Y qué haces así vestida? —Señala la ropa deportiva que trae—, ¿No deberías estar en el trabajo? —Debería, pero me despidieron. —¿Por qué? —La esposa de mi jefe se puso celosa, y por más que me defendí diciendo que no tuve nada que ver con él y que no era una razón válida de despido, no hicieron caso y aquí estoy, desempleada. —Puedes demandarlos. —Lo sé, pero no quiero tener nada que ver con esa gente otra vez. El señor Jones de Recursos Humanos me dio una carta de recomendación, que hizo que firmara mi jefe, parece que por lástima. Así que no tendré problemas buscando otro trabajo. Y hay otros bufetes donde me conocen, solo tengo que salir a buscar. —¿No sabía que eras abogada? Siempre pensé que eras secretaria. —No soy abogada, soy secretaria jurídica. —¿Síí? ¿Sabes?, yo también. ¿Por qué nunca hablamos sobre esto? —No sé. Sabía que usted era secretaria, más no que era jurídica.—Por muchos años. Bueno, puedo recomendarte con mi jefe, ahora se quedará sin una.
—¿Y no le darán prioridad a otra secretaria de la empresa? —No te preocupes por eso. El prefiere una secretaria capaz y yo hablaré muy bien de ti. Mañana te digo como será todo, ahora tengo que seguir. Se despiden, Eva pensando en su suerte y agradeciendo a Sofía, aunque no le den el trabajo, hará el intento por ella. Mientras Sofía va planeando como introducir el tema de Eva con Dante. Él puede ser muy testarudo, pero ella sabrá cómo convencerlo.Varios años despuésLaura observaba a su hijo Matthew, ya no era el niño pequeño que jugaba con carros de juguetes, ahora era un hombre de veintiséis años. Laura sonrió, la chica que estaba junto a él no dejaba de tocarlo y besarlo.—Deberías de prohibirle que traiga a cualquier mujer a la casa, ¿qué necesidad hay de que tengamos que conocer a todas sus conquistas? —ordenó con sorna Evelyn, la hija mayor de Eva y Dante.—Ea guapa la chica —respondió Laura y recibió una mueca de desagrado.—Lo sé, y disculpa que te diga esto, tía Laura, pero es muchísimo más guapa que Matthew, tu hijo es un poco feito —comentó Evelyn y se fue junto a Paulette que estaba de visita en la ciudad.Laura miró a su hijo detenidamente, ella lo veía muy guapo, lo único que veía feo en él, era la cantidad de tatuaje que tenía en su cuerpo.—No le hagas caso a Eve, no le digas, pero creo que está enamorada de Matthew y él no le hace caso —le dijo Eva, la morena estaba sentada al lado, tomando una bebida.—¿Tú cr
Tres días después—Vamos, Benjamin, dígame con quién hablaba a través del teléfono, la peor confesión ya la hizo —exigió el detective Jacob Tolbert.Benjamin miró al detective enojado, no quería estar allí.—Uno de mis ayudantes, este chico era el informático, me ayudaba cuando tenía que ingresar o cambiar información en la empresa —respondió Benjamin después de unos minutos—, nadie importante.—¿De quién fue la idea del desvío de dinero? ¿Tuya, de Isabel, de alguien más? —interrogó el detective.—Mía, solo incluí a Isabel porque ella merecía más de lo que esos desagradecidos le pagaban —respondió el economista.Jacob lo miró con incredulidad disimulada, él había revisado el salario de cada puesto de trabajo, era un buen salario, solo podía pensar que tenían problemas psicológicos, sin embargo, no pediría una revisión médica, los quería en prisión, esperaba que los abogados tampoco solicitarán una revisión para ayudarlos a permanecer en libertad.—¿Por qué asesinó a Katherine Maurren?
Varios días despuésEva se miró en el espejo de cuerpo completo que habían puesto en su habitación, no podía dejar de observar su vestido de novia, por el tamaño del vientre, creyó que no podría usarlo, sin embargo, ahí estaba, con su hermoso vestido, lista para ir hasta el altar.—Estás preciosa —dijo Verónica detrás de Eva—, y ese vestido está hermoso.Eva le sonrió a través del espejo a su madre, había llegado dos días antes, y la había ayudado en todo lo que no había hecho la organizadora de la boda, aunque esto fue más por decisión, querían hacerlo entre sus amigas, su abuela, su madre, su suegra y ella, un tiempo entre mujeres.Eva volvió a mirar el vestido. El diseño la favorecía mucho, un vestido de bodas de maternidad doble capa con encaje y manga larga, el corte cintura de imperio resaltaba su cintura, con algunos detalles estratégicamente colocados. El ajuste suave de la silueta creaba un efecto cola de pez, en una sutil perfección. El toque glamuroso y vintage del vestido
Dos días después del arresto de GaelLaura y Eva observaban a Lea, la chica que ahora traía el cabello de color rosa. Buscaba entre los documentos de la oficina del jefe económico.—Lea, ¿no crees que es mejor que pares ya de buscar? —preguntó Laura cuando Lea dejó una gaveta y comenzó a buscar en otra—, ¿Qué puedes encontrar en esas gavetas que la policía no haya encontrado?Lea las miró y siguió buscando, no se daría por vencida, en esa oficina estaba la respuesta que ayudaría a liberar a Gael.—Quizás se le pasó una parte de una gaveta, un documento que no tomaron en cuenta —comentó Lea buscando en otra gaveta.—¿A la policía? ¿Y lo encontrarás tú? —inquirió Eva.—Puede ser posible, esta vez no buscaron ¿o sí? —insistió ella.Las dos secretarias la dejaron seguir buscando, estaban en horario de descanso, no importaba si lo perdían en una búsqueda que no tendría el resultado que esperaban, pero haría feliz a su amiga.Laura esperaba que si encontrara algo, su hijo ya había comenzado
—Cuéntame un poco más, quiero material para poder pedir una orden de arresto —exigió el detective a Isabel.Isabel hizo una mueca de desagrado, y comenzó a tamborilear los dedos en la mesa.—Él me dijo que estaba enamorado de mí, que desde el primer día que me vio, quedó prendado, pero le daba vergüenza acercarse a mí por la amistad que tenía con Lucas —empezó diciendo Isabel—, luego de eso me invitó a salir y yo acepté, me parecía guapo, y no se fijaba en mis rarezas.El detective notó que esa última parte todavía afectaba a Isabel.—Todo iba muy bien, nos veíamos a escondidas, él creía que se iban a oponer a nuestra relación, me pareció bien, yo tampoco quería que fuera de dominio público, a la gente le gusta meterse en lo que no le importa —continúo diciendo Isabel.—Y los desfalcos, ¿en qué momento comenzaron? —interrogó el detective, quería que confesara lo importante.Isabel lo miró entrecerrando los ojos, no le gustó la interrupción.—Todo iba muy bien entre nosotros —repitió I
Un mes y doce días despuésLea observaba a las demás personas que estaban sentadas a la mesa con ella. Después de que fueran encontrados en una forma comprometedora en la oficina de Gael, a Lea dejo de importarle que los vieran juntos. Gael cada día se acercaba más a ella, invitándola a citas románticas, yendo a comer con ella a la cafetería durante la hora de comida, incluso una vez fue por ella mientras estaba cuidando de Matthew. En la empresa comenzaron a mirarlos con asombro, otros con malicia, pero después de un mes, ya nadie los miraba cuando pasaban juntos por los pasillos. Ahora la que estaba asombrada era ella, Lucas y Laura los habían invitado a una noche de parejas, Eva y Dante también estaban allí.—Si no quieres estar aquí, nos podemos ir —susurró Gael al oído de Lea.—Estoy bien, me gusta la compañía —respondió ella, preguntándole de vuelta también en un susurro—, ¿Quieres irte tú?—Yo también estoy bien, solo un poco asombrado de que nos invitaran como pareja, no creía
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