Zoé es una chica a la cual la suerte no le ha sonreído tanto, trabaja solo para solventar sus gastos y los de sus padres, pero cuando es despedida de su trabajo todo cambia. Encuentra uno rápidamente, pero su jefe es el hombre más cruel y narcisista que ha conocido en la vida. Lo odia, pero se ve envuelta en un suceso por accidente, que va a marcarla. ¡Descubre que está casada con su jefe! No sabe cómo pasó, lo peor de todo es que su jefe la acusa de ser la culpable por fallarle a la difunta madre de su hija y ahora el odio es mutuo. Aunque ver el cariño que le toma su hija a esa Zoé lo hace replantearse de si está o no equivocado con respecto a ella. Solo que todo se dificulta cuando Zoé parece tener una relación con uno de sus socios. Los celos se disparan a más no poder en Rafael. Pero ahora es ella quien no quiere saber nada de él. ¿Lo perdonará por haberla tratado pésimo? ¿Será capaz de aceptar sus errores y ser sincero una vez en muchos años?
Leer más__ Ya estoy harto de su incapacidad para acoplarse al ambiente de trabajo. - manifestó el hombre que reprendió a la chica por defenderse de su agresor. - Aquí no hacemos advertencias, señorita. Comete un error y se va.
El jefe de Zoé no iba a dar su brazo a torcer. Para él si no generaba ganancias, no volvían a trabajar. No le importó saber que la chica necesitaba dinero, estaba despedida y ya.Dicen que todo lo cura el tiempo, pero para Zoé no fue así jamás.A ella parecía que le llovía sobre mojado, puesto que el mismo día que perdió su trabajo encontró sus cosas afuera de su apartamento. Cuando quiso entrar descubrió que la llave había sido cambiada.«¿Que mas puede pasarme?» Pensó en ese momento.«Todo», quiso responderse, pues su madre le llamó para decirle que necesitaba del dinero que le enviaba todos los meses para subsistir la medicación de su padre.Quería darse por vencida. Poder decirle que no lo tenía, que había perdido su trabajo por no dejar que le faltaran el respeto, que estaba sin donde dormir también, pero no pudo. Guardó ese nudo en su garganta y sonrió como si todo estuviera bien.__ El pago se me retrasó unos días, mami. Si puedes pedirlo prestado, es mucho mejor. Te lo pasaré en diez días como máximo.Negociar siempre fue lo suyo. Aunque ser una traductora también, el cual había sido la carrera que abandonó para poder trabajar, entre otras cosas que tuvo que aprender con cursos en línea en el tiempo libre que podía tener.__ Creo que mi vecina puede prestarme. — dijo su madre a la vez que le informó de la mejoría que su padre había tenido.Esas eran buenas noticias para Zoé. Tanto como para su madre, era la única de sus hijos que se esforzaba por acompañar a sus padres, puesto que su hermano mayor se había olvidado de ellos por completo.__ Bueno mami, te dejo, mi jefe me está llamando. — se excusó la chica que sonrió ligeramente para apaciguar la preocupación de su madre por ella.Solo quería quitarle peso a sus problemas porque para Zoé, los de otros, en ocasiones tenían más gravedad que los suyos.Pero en ese momento sí quiso llorar. Desahogarse por primera vez, lo necesitaba tanto que le pareció una buena opción, pero no se lo permitió, de nuevo. No siquiera había un lugar donde encerrarse para que nadie la viera hacerlo.Solo tenía 167 dólares en su bolso, quizá otros 200 en su tarjeta, pero no era suficiente. No lo era ni de cerca.Observó sus cosas cubiertas por una de sus mantas y se preguntó qué podría vender o que conservar.En ese punto de su vida, solo requería dinero.Recordó a algunos de sus vecinos que siempre le preguntaron por algunas cosas que ella tenía y supo que podría sacar algo de ahí, a la vez que aminorar lo que debía cargar era algo esencial.Ofreció todo lo que consideró vendible. Aunque con las rebajas que tuvo que hacer, solo logro juntar poco más de quinientos, siendo que al comprarlas fueron más del doble. Pero no pensaría más en eso, solo la haría ver el fracaso que le hicieron pensar que podía ser.Cargó las cajas entre sus manos, ya que pagar un taxi era algo que por el momento no podía permitirse. Caminó y caminó lo que sus pies la dejaron, lo único rescatable era que no había llovido. Odiaba los días lluviosos, siempre traían melancolía a su vida y por ello no eran de su agrado. Sobre todo en ese momento.Retrocedió cuando en la entrada de un casino o "lugar de mala muerte" como su madre los había catalogado, estaba un anuncio de "se necesita empleada"«¿Será mi destino que empieza a mejorar?» se dijo esperanzada en que la respuesta fuera un positivo. No era un lugar donde supiera moverse, lo tenía claro.Aún así, dejó las cajas en el suelo y arregló su imagen, un poco al menos. Ensayó su sonrisa y volvió a levantar las cajas para buscar a alguien que la atendiera, aunque todo se veía vacío. Salvo por la chicas que limpiaban.Le preguntó a una y a otra por quien era el encargado y todas coincidieron en su respuesta. Bajaría luego de unos minutos.Esperó un poco, aburriendose luego de un momento en el mismo lugar donde no sabía que hacer. Se sintió fuera de lugar, pero no podía irse sin saber si la contratarían.Un hombre vestido de traje salió de una puerta con un par de documentos en las manos, Zoé se apresuró a él y lo abordó directamente alegando estar en ese lugar por el anuncio del trabajo.__ Sí, entiendo. Solo que no es conmigo con quien debe tratar. — justificó el sujeto.__ ¿Como no? ¿Acaso no es el jefe? — preguntó ella.El tipo no tuvo tiempo de responder cuando Rafael, en voz alta maldijo. Pateó el par de cajas que lo habían hecho tropezar, ese no había sido su mejor día y caerse por culpa de algún inepto que dejó cosas espacidas por su camino solo empeoró su humor.__ ¡Quiten este estorbo de aquí! — soltó en un rugido que tensó a muchos que ya conocían su carácter poco paciente.__ ¡Oigame!, Deje de ser tan delicado. Hay mejores maneras de hablar. — le discutió Zoé. — Maleducado.Rafael se quedó en silencio viendo como una desconocida lo estaba regañando, peor aún, ¡frente a sus empleados! ¿Que atribuciones pensó que tenía para hablarle así?__ ¿Y quien se cree para hablarme de esa manera!__ Una persona amable. — se veía realmente molesta. - No amargada como usted. Insolente.Rafael solo entornó los ojos.__ Hay gente insoportable y luego usted. — refunfuñó ella.El hombre de treinta años le dió una mirada llena de hastío, si se quedaba más tiempo no sabía lo que saldría de su boca, así que prefiero ignorar antes de pasar de ella.¿Quien se creía esa mujer ahí? Hablarle de esa forma no era modo de referirse a él.Por ello, la dejó atrás ignorando por completo lo ocurrido. Tenía asuntos más importantes que tratar que quedarse a discutir con una insignificante, se dijo.Zoé respiró y quiso alcanzar al hombre de antes, ya que ese empleo debía ser suyo a como diera lugar. Entró a la misma puerta donde lo vio cerrarla y sin pedir permiso, cruzó el umbral, arrepintiéndose de inmediato al ver al sujeto maleducado estar sin camisa, Rafael se la había quitado porque alguien le había tirado comida encima y no tenía tiempo de ir hasta su casa, pero no esperó que la misma mujer irrumpiera su lugar privado.__ Lo lamento, solo vine a buscar a tu jefe, creo. —añadió dándose la vuelta para darle más privacidad, según ella. —¿Viste que se hizo?__ Puede salir, por favor. — Rafael se contuvo para no ser más grosero.__ Sí, solo necesito hablar con tu jefe. — añadió de nuevo.El hombre estaba a punto de perder la paciencia. Le sacaba de quicio el entrometimiento de las personas y con alguien desconocido, aún peor.__ El que no desea...__ ¡Señor, al fin! — el rostro se le iluminó a Zoé al ver a quien buscaba.— Quería hablar con usted sobre el trabajo de...__ Señorita, ya le dije que no soy quién decide eso. — justificó él. — Lo trata directamente con el jefe.__ Entonces lléveme con su jefe. — pidió ella.__ Ahí lo tiene. — apuntó el sujeto al hombre que sostenido de su escritorio y sin camisa la observaba con un gesto fríamente y lleno de hastío. A Zoé se le erizó la piel y las esperanzas se le cayeron al piso.Difícilmente le darían el trabajo. Todo por no saber quedarse callada.Zoé, desde que comenzó a trabajar con su esposo en el casino se hizo cargo de todo el personal. Una organización mejor a la que había, pues ahora todo era revisado por ella para asegurarse que no se perdiera el funcionamiento de todos. Los empleados agradecieron rendirle cuentas a alguien tan amable como ella, que al malhumorado Rafael, a quien todos prefirieron evadir algunas veces. Pues la única que sabía como controlarlo era su mujer. Desde que salió de su oficina, Zoé se robó algunas miradas. Una mujer de una figura como la suya, mirada auténtica y sonrisa sublime siempre se llevaría la atención en ese lugar, además que la rubia ahora se veía más atractiva, sensual y con un porte sinigual. Pero esos suspiros eran detenidos en cuanto se daban cuenta de lo que ahora decoraba su hombro. Todos bajaron la mirada, apartaron los ojos o se vieron con el corazón acelerado al probar ese sabor a prohibido que ahora se había realzado. Rafael levantó la mirada desde la mesa en la que se en
Nota: Creo que este es un extra que estaban pidiendo y pues aquí lo tienen. Espero que lo disfruten ;)..Emma se vio en el espejo una vez más, admirando lo que tenía en el hombro, desde que lo vio lo amó y no comprendió como fue que antes no lo tuvo si se veía genial en su piel. Se planteó si de verdad tenía que ir al casino , porque conocía a su esposo más que nadie y por más calmado que estuviera o fuera ahora podía simplemente olvidarse de que su vestido sobreviviría. Se cubrió con el abrigo cuando escuchó los pasos pesados de Max, el cual fue interceptado por la mano de Emma al solo entrar al dormitorio. __ ¿Que haces aquí? Nos agarraron las prisas, deberías estar esperando en el auto, no en la casa. - lo empujó de regreso. __ Fue lo que estaba haciendo. Pero llevo casi media hora allá, tiempo que debería haber ocupado para follar y no estar con el cul0 plantado en la silla de un vehículo. - llegó hasta las escaleras, deteniéndose frente a ella. - ¿Cuál era la prisa para hace
Grecia rió al ver regresando a Logan con su hija en brazos y un oso de peluche totalmente lleno de pintura, el cual pegado a su ropa causó un desastre en su saco.__ Era el día padre e hija del que hablaba. - exclamó riéndose aún. - Aparte de la pintura que más hicieron? __ Diversión. - elevó la voz su pequeña hija. - Mucha, mucha.__ Esta vez no fue su culpa, sino de los otros niños. - contestó Logan colocándola en el suelo. - Comenzaron a jugar con globos llenos de agua. Pero a alguien se le ocurrió llenarlos con pintura, le lanzaron el primero y ella respondió... me usó como escudo. La risa de su esposa se hizo aun mayor. No podía creer que ese era su marido. El serio y no tan sociable Logan Santini, siendo usado como muro de contención a su padre. __ Espero que cuando sea grande no lo vea como opción. - se quitó la camisa, viendo como su hija la ocupó para sentarse en el suelo. - Me ocupará de algo peor. __ Pudiste haberte quitado. - le recordó su mujer, sentándose en su regaz
Michael no era un sujeto a quien se le dificultara reconocer sus errores o dilemas para arreglarlos, pero con el tiempo se dio cuenta que para Angélica siempre existirían esos temores que no escondía. El problema no era él, sino que ella no creyera su interés. Cuando se marchó de esa ciudad meses antes, después de pedirle un tiempo, quizá pensó en ir atrás de ella, ni siquiera él mismo lo comprendió. Pero no lo hizo, Angélica le sugirió solo alejarse, porque ella jamás podría creer de nuevo en alguien como lo hizo con el padre de su hijo. Desde que las puertas del ascensor se abrieron, escuchó su voz en la oficina de su hermano. Actuó como si nada ocurriera, pero él sabía lo que pasaba por su cabeza. Caminó directo a la oficina de su cuñada, luego de saludar al reemplazo que su hermano consiguió para asistente. Golpeó la puerta y entró en cuanto le dieron luz verde, Grecia se encontraba en ese sitio con su pequeña coloreando, muy tranquilamente en el espacio que destinó para ella.
La vida dio muchas vueltas para Grecia y Logan, sus destinos estuvieron unidos incluso antes de saberlo, sus miradas se encontrarían de alguna manera, en algún tiempo, en un segundo. Y terminarían del mismo modo, con una bebé que volvía loco a su padre. Como esa mañana que Logan tuvo que salir corriendo atrás de la pequeña de cabello azabache, en pañales y con su camisa arrastras. Ni siquiera le importó la camisa blanca que llevó en una sola mano, sino la dirección que llevaba. Las escaleras. __ Tori, que te detengas, caray. - le gritó en cuanto la vio. Pero Victoria era la niña mas inquieta que se haya visto, cuando estaba con su padre, porque con Grecia era muy diferente. Con dos años bajaba las escaleras sola, siempre y cuando fuese despacio, sin embargo con sus pies cortos y regordetes a toda velocidad, miró hacia atrás al ver a su padre, vestido solamente con su pantalón, corriendo para alcanzarla. La carcajada alertó a Grecia en la parte inferior, mientras Logan tuvo que ha
Los meses no tuvieron perdón de Logan, para quien sus mañanas fueron de lo peor. Lo despertaron las náuseas casa día, se mareó algunas pocas veces, sin embargo cada una de ellas fue en reuniones de trabajo, en las cuales tuvo que esperar por algunos segundos antes de regresar a su oficina. Era una molestia total quedarse mirando a la nada, simulando leer o que estaba ocupado en el teléfono cuando en realidad solo esperó a que todo a su alrededor dejara de moverse.Todo para él fue un tormento, sin embargo para Grecia no había un solo día en el que tuvo molestias. Comía cuánto se le antojó, sus mañanas eran ligeras y cada nueva etapa de su embarazo la hizo amar más a su bebé. Le dio ternura cuando en un parque una señora le dijo a Logan la razón del porqué tenía los síntomas del embarazo de su esposa. Pero llevar esa "carga" como le llamaron otros a la situación, tenia un remedio para Logan. Follar cada noche, mañana o tarde con su mujer, quien presentó esa necesidad por su esposo d
Último capítulo