Damon*
La tensión en el campamento era palpable. El extraño ataque de Maden había dejado a todos inquietos, con los nervios a flor de piel.
Damon ni siquiera había tenido tiempo de ver a Eve. La última vez que la había visto fue brevemente, cuando ella le pidió que ayudara a Colen. Desde entonces, no había tenido la oportunidad de mirar al bebé.
Estaba de pie fuera de la tienda, el cuerpo rígido por la duda.
Pero entonces escuchó su voz, suave, canturreando algo tranquilo. Ese sonido le hizo respirar hondo. Le apretó el pecho de una manera extraña.
"Muy bien... duerme."
El susurro de ella lo hizo dar un paso hacia adelante sin pensarlo. Lentamente, apartó las telas y entró.
Eve estaba de espaldas, meciendo al bebé en sus brazos. Al lado de la cama había una pequeña cuna improvisada.
Con delicadeza, lo depositó allí, acomodando las mantas alrededor de su diminuto cuerpo.
Damon permaneció quieto, observándola desde la distancia, como si aquel momento fuera demasiado sagrado para interr