Eve*
La habitación lila al final del pasillo era amplia y ventilada, pero Eve apenas notó los detalles. Su mirada estaba fija en Damon. Él había pasado horas transformado, estaba exhausto y herido. En cuanto entraron, se dejó caer pesadamente en el sillón, soltando un suspiro cansado.
Ella se acercó, sosteniendo un vaso de agua.
" Bebe. "
Damon alzó los ojos hacia ella y, sin dudar, aceptó. Su mirada oscura cargaba cansancio y algo más, algo que ella no logró descifrar.
" Necesitamos encontrar al curandero. Puede que él sepa qué está pasando con el cachorro. "
Eve apretó los labios.
" Primero tienes que preocuparte por ti. Has pasado demasiado tiempo transformado. Eso le hace daño a cualquier lupino, Damon. "
Él se enderezó en la silla, intentando disimular su estado.
" Estoy bien. "
Al instante siguiente, trató de levantarse y casi cayó.
Eve lo sostuvo antes de que tocara el suelo.
" Sí, claro, estás perfecto. " ironizó, rodando los ojos. " Ahora siéntate y descansa. "
Damon insistió