Liam*
No había pegado los ojos en toda la noche.
Pasó horas sentado en el balcón, observando la oscuridad, pero su atención estaba fija en la figura dormida en la cama.
Colen.
Su pecho subía y bajaba suavemente mientras respiraba, acostada de espaldas, ajena al torbellino que Liam sentía dentro de sí.
Quería estar allí, a su lado. Quería sentir su cuerpo cálido y suave junto al suyo. Enterrar el rostro en la curva de su cuello, inhalar su perfume. Besarla, tocarla, poseerla.
Su mandíbula se tensó.
No podía permitirse pensar en eso.
Cada vez que la besaba, que la tocaba, que hacía el amor con ella… las palabras de Maden volvían para atormentarlo. La maldita duda enraizándose como un veneno.
¿Y si Colen fuera hija de ese hombre?
Del desgraciado que destruyó su vida.
La simple posibilidad era insoportable.
El sol salió, pero Liam ya estaba despierto. Se vistió apresuradamente, intentando apartar los pensamientos. Cuando salió del baño, Collin ya estaba sentada en l