Collin se tambaleó al ponerse de pie, todavía sintiendo el peso de aquella transformación incompleta en su cuerpo. El ardor en sus dientes y uñas era insoportable, como si su piel quisiera desgarrarse para revelar algo nuevo.
Liam se acercó rápidamente, con las manos firmes sujetando sus brazos, impidiéndole caer. Su mirada estaba tensa, el cuerpo rígido.
"Haz que pare…" imploró ella, la voz quebrada.
"Estás en una transición incompleta."
"¡No quiero esto, Liam!" gritó, el desespero desbordándose. "¡Haz que pare ahora!"
Él se colocó frente a ella, los ojos fijos en los suyos.
"Respira."
"Liam, yo…"
"Obedéceme."
Había algo en la forma en que lo dijo… La orden, el tono bajo, casi un gruñido. Su mirada penetrante la mantuvo inmóvil y, por primera vez, Collin sintió que no tenía otra opción más que hacer lo que él pedía.
Cerró los ojos.
Respiró profundo.
Y como si fuera un hechizo, el fuego dentro de ella comenzó a ceder. La presión que parecía desgarrarla por dentro disminuyó, las garras