Era una mañana lluviosa en Montaña de Plata; el sol aún no había salido del todo y todos estaban en sus casas.
Collin estaba acostada en la cama. Miró por la ventana y, por un instante, recordó su hogar. Su familia, aunque nunca la hubieran querido demasiado. Aun así, la joven deseaba verlos, mirar sus rostros. Sentía como si la hubieran llevado lejos hacía años. Bufó, hundiendo el rostro en las almohadas, cuando las puertas se abrieron.
"Ven conmigo."
Ella levantó la cabeza: Liam tenía el cabello mojado. Probablemente había estado bajo la lluvia.
"Liam, no quiero salir..."
"Ven conmigo. Intenta ser menos terca una vez en tu vida, hembra."
Ella suspiró, bajó los pies de la cama y lo siguió. Pronto los dos llegaron a la sala, donde varios libros y pequeños diarios estaban dispuestos sobre una mesa. Collin lo miró de reojo.
"¿Qué significa esto?"
El macho caminó rápidamente hasta allí y se sentó.
"Imaginé que era un buen día para comenzar."
"No quiero interrumpir cualquier otra cosa que