Ya había pasado una semana desde que los lupinos recién llegados se integraron a la manada. Aunque algunos todavía los miraban con recelo, Liam estaba decidido a que todo saliera bien.
Aquella tarde, el comedor estaba casi vacío. El aroma de la carne asada flotaba en el aire mientras Collin ayudaba a ordenar los platos. Le gustaba la tranquilidad de esa hora, pero su sosiego duró poco.
Caius Star entró en la sala, su porte siempre impecable, y sus ojos recorrieron el lugar hasta posarse en ella.
Se tensó. Siempre que él estaba cerca, la invadía una sensación extraña, algo entre un presentimiento y un recuerdo perdido.
Sin ceremonias, se acercó y se sentó en la mesa donde ella estaba.
"Hicimos una gran ronda hoy." su voz sonaba casual, pero había un trasfondo oculto.
Collin guardó silencio, concentrada en acomodar los cubiertos.
"Gracias a los dioses, no encontramos nada." sonrió ladeado, esperando alguna reacción.
Ella simplemente asintió con la cabeza.
"Venga, ¿ya no vas a hablar con