Collin*
Andaba de un lado a otro, con el pelo despeinado y los pies descalzos que resonaban sobre el suelo helado de aquella celda fétida. Las uñas se le habían mordido hasta la carne viva. El pecho le ardía con respiraciones aceleradas, como si en cualquier momento el aire fuera a desaparecer.
La mente le gritaba preguntas. ¿Qué le estaban haciendo a Liam? ¿Seguía vivo? ¿Maden lo mataría delante de todos?
"Eve..." la voz débil y ronca de Eve rompió el silencio sofocante.
Corrió hacia los barrotes, tratando de verla en la celda de al lado, pero la penumbra era casi total.
"¡Eve! ¿Cómo estás? Dime que estás viva, por favor..."
"Dolorida... y con fiebre." tosió, con un silbido que partió el corazón de Collin.
Se aferró a las rejas; el hierro frío le mordía los dedos. Estaba impotente. Demasiado lejos. Su amiga necesitaba ayuda y ella no podía hacer nada.
"Yo... creí que había oído la voz de Liam..." otra tos violenta, más débil esta vez.
"Él está aquí" susurró, con la voz quebrada. "Se