Mundo ficciónIniciar sesiónCollin, sin aliento, colocó la mano temblorosa sobre la herida en su pierna. El alfa se acercó rápidamente, la levantó en brazos y comenzó a caminar de regreso hacia el campamento. El dolor en su pierna era intenso, quemando y ardiendo como fuego.
"Arde mucho…" susurró ella, con la voz temblorosa. Él solo frunció el ceño y apretó la mandíbula, su mirada fija en el horizonte, como si su dolor fuera un peso insoportable. "¿Voy a morir?" la pregunta salió con un tono de desesperación, pero Collin no sabía exactamente qué temía más: el dolor o el hecho de que lo que le estaba sucediendo era algo desconocido. En su aldea, los lupinos eran meros rumores, algo lejano, y las historias sobre los vampiros se evitaban, escondidas en susurros. Sabía lo suficiente para entender que, si estaba siendo atacada por una de esas criaturas, su tiempo se estaba acabando. Pero él no respondió, y eso le hizo sentir un nudo apretado en el pecho. Esto no era bueno. Nada de esto era bueno. Después de un tiempo, finalmente llegaron al campamento. Damon se acercó de inmediato, con el semblante grave. "Liam... No tengo buenas noticias." Aquel nombre... Liam. Collin parpadeó, desconcertada. Hasta ese momento, nunca había escuchado su nombre. Era extraño, casi íntimo, de algún modo. Algo en aquello le provocó un escalofrío, pero no tuvo tiempo de pensar más, pues el rostro de Damon estaba lleno de preocupación. El ceño de Damon se frunció, sus ojos se centraron en Collin, notando que algo no iba bien. "Ven, ahora." Liam no la bajó de sus brazos y, con un movimiento firme, los tres se dirigieron a un rincón más apartado, lejos de las miradas de los demás. La sostenía con más fuerza que nunca, sus brazos envolviéndola de manera posesiva, como si no fuera a permitir que nada más le sucediera. "Fue atacada por un vampiro." Damon dio un paso atrás, sus ojos fijos en Collin, el asombro evidente en su rostro. "Diosa... No puede ser verdad." Con un gesto rápido, Liam giró la pierna de Collin para que Damon pudiera verla. Su rostro estaba tenso, serio, pero había algo más... una tensión palpable, como si algo dentro de él estuviera a punto de romperse. "Fue en el bosque, hace unos minutos." La voz de Liam era baja, controlada, pero cargada de una amenaza latente. Algo que Collin no podía ignorar. "¿Ya lo está sintiendo?" preguntó Damon, su mirada preocupada posándose en ella. "Está comenzando a calentarse..." murmuró Liam, apretando a Collin entre sus brazos, como si quisiera que ella sintiera su fuerza, su protección. "Mi pierna... arde como fuego..." apenas logró hablar Collin; el dolor era insoportable, pero algo en su interior se negaba a rendirse. La expresión de Damon se endureció. "No pongas esa cara de que todo está perdido." interrumpió Liam, con una furia creciente, sus ojos oscureciéndose. La rabia era evidente en su voz. Damon tragó saliva, claramente incómodo. Sabía lo que estaba en juego, pero la gravedad de la situación le robaba las palabras. "Necesitamos salir de aquí lo antes posible, Liam. Eso era lo que quería decirte... El bosque está lleno de vampiros. No somos lo bastante fuertes para enfrentarnos a una docena de ellos, y menos aún con ella." La respiración de Liam se aceleró. Collin podía escuchar el fuerte latido de su corazón, como si su cuerpo estuviera preparado para la batalla, pero también atrapado en la incertidumbre de la situación. "¿Voy a morir?" preguntó Collin nuevamente, la rabia empezando a mezclarse con un silencio desesperado. Quería ser fuerte, pero el dolor la estaba consumiendo. Cuando lo miró, vio algo en sus ojos... era una promesa. Liam la miró profundamente, casi como si leyera su alma, y entonces la sostuvo con más fuerza en sus brazos, sus ojos ardiendo con una intensidad que Collin nunca había imaginado ver. "Esperé décadas por ti. No voy a perderte ahora, ni aunque tenga que vender mi alma al diablo." susurró con un fervor sombrío, su voz cargada de una promesa que ella sabía que no rompería. Su corazón latió más fuerte, y algo cálido y desconocido se esparció por ella. No era solo deseo… era la certeza de que él la protegería, sin importar lo que sucediera. "Reúne a todos los demás. Vamos a partir ahora." la voz de Liam fue firme, inquebrantable. Damon no cuestionó y se alejó rápidamente para reunir a los demás lobos. Liam, por su parte, no la soltó de sus brazos, manteniéndola junto a él, como si fuera incapaz de dejarla ir. — No pasó mucho tiempo antes de que todos los lupinos se reunieran en el centro del campamento. Liam y Collin estaban en un rincón, cerca de un árbol. Cuando él la colocó en el suelo, sus ojos permanecieron fijos en ella, con una preocupación intensa que ella nunca había visto antes. "Tenemos que ir a mi casa ahora. Si no llegamos allí antes del amanecer…" no terminó la frase, pero Collin sabía exactamente lo que quería decir. La urgencia en su voz era clara, y el miedo, ahora, se reflejaba en sus ojos. Algo en su corazón también sabía que era una carrera contra el tiempo. "¿Qué van a hacer conmigo allá?" preguntó ella, con la voz débil. Lo desconocido la asustaba, pero más que eso, temía lo que sucedería cuando él la tocara, cuando intentara curarla con lo que tenía para ofrecer. Liam respiró hondo, sus ojos oscuros fijos en ella con una seriedad que hacía sentir que el mundo entero podría derrumbarse a su alrededor y él aún la mantendría a salvo. "Fuiste mordida por los dientes del vampiro. Solo mi sangre puede limpiarte de todo lo que hay ahí." El tono de su voz era grave, como si la vida de Collin dependiera de ello, y en parte, ella sabía que dependía. Un escalofrío recorrió su columna, y la fiebre la hacía sentirse cada vez más alejada de la realidad. "Tengo frío…" gimió, los dientes castañeteando descontroladamente. Liam la miró con una intensidad que la hizo estremecerse, pero no por el frío. Se acercó, sus ojos fijos en ella con una intensidad abrumadora. No dijo nada, solo la miró durante un largo momento, como si intentara transmitir algo más que palabras. Entonces, sin aviso, se agachó y la tomó entre sus brazos, envolviendo su cintura con sus grandes brazos y presionándola contra su cuerpo. Collin sintió su calor, un calor que la calmaba, pero al mismo tiempo, la fiebre dentro de ella aumentaba. "No vas a morir. No mientras yo pueda evitarlo." su voz sonó baja, pero llena de una determinación feroz que hizo que Collin se sintiera segura, incluso en medio del caos. "¡VAMPIROS!" exclamó una voz, interrumpiendo el momento. Rápidamente, se separaron, y el mundo volvió a convertirse en una tormenta de caos. Damon se puso de pie, y los gritos y aullidos comenzaron a multiplicarse. "Quédate escondida aquí." ordenó Liam con voz baja, la amenaza clara. No quería que ella estuviera allí, pero tampoco tenía otra opción. Sin mirar atrás, corrió a enfrentar el peligro. Collin sintió cómo su fuerza desaparecía a medida que él se alejaba. No quería quedarse allí, no sin él. Su cuerpo se movía sin que supiera por qué, sus pies tambaleándose hacia el caos. Su visión estaba borrosa, todo le dolía, pero sentía que necesitaba estar cerca de Liam. En medio de la batalla, lo vio. El lupino enorme, con pelaje oscuro y espeso, sus ojos rojos como la sangre, feroz e imbatible. Estaba destrozando a los vampiros con una fuerza que la hacía temblar, pero no de miedo… era otra cosa. De repente, sintió que sus piernas fallaban, y antes de poder caer, algo la sujetó. No vio bien, pero supo que eso no era un lupino. Era un vampiro. "Le vas a gustar mucho." susurró, con una sonrisa maligna. Collin apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando el monstruo la lanzó sobre sus hombros y corrió hacia el bosque. Intentó gritar por Liam, pero su voz falló. Sabía que ese era su fin. Sus ojos estaban a punto de cerrarse, pero entonces escuchó un aullido feroz, gutural, que hizo que su corazón saltara. Y, por un momento, supo… era él.






