Capítulo 05: No es una petición

Collin temblaba. Escalofríos sacudían su cuerpo mientras pesadillas y horribles alucinaciones se apoderaban de su mente. Cada parte de ella dolía, y hasta respirar parecía un esfuerzo insoportable. De repente, abrió los ojos. Todo a su alrededor era oscuridad, borroso y opresivo. Tosió, sintiendo el sabor metálico de la sangre.

"No… No… No." susurró para sí misma. Collin no sabía qué era real. Solo quería regresar a casa, cerca de su hermana. A pesar de todo… a pesar de la traición deseaba estar en casa.

Una luz tenue interrumpió la oscuridad. Era una antorcha. Su mirada se ajustó y se dio cuenta de que estaba en una cueva rodeada de huesos. El olor pútrido casi la hizo vomitar.

"Ha despertado." una voz baja resonó a lo lejos.

"¿Estás segura?"

"¡Claro que sí!" respondió la otra voz, irritada.

Todo volvió a su mente con un golpe cruel. Había sido secuestrada por vampiros. Su pierna palpitaba, como si ardiera desde dentro. Desesperada, intentó tocar la herida, pero el dolor era insoportable.

"Ah, dioses…" susurró con voz temblorosa. No sabía qué era peor: ser prisionera de vampiros o arriesgarse a morir… o a transformarse.

Susurros surgían de todos los rincones de la cueva. Debía haber docenas de ellos allí, arrastrándose como gusanos por las paredes y el suelo. La luz de la antorcha se acercaba, y Collin intentó encogerse aún más. Cuando la figura se reveló, la vio.

Era un vampiro. Vestía harapos que alguna vez pudieron haber sido ropa. Aunque tan horrible como el primero que había visto, este parecía más… inteligente.

"Hola, señorita." su voz era un susurro rasposo que hizo estremecer a Collin.

"Me gustas." se agachó, dejando la antorcha en el suelo. La luz reveló su rostro deformado, lleno de cicatrices.

Collin notó a otros vampiros en las sombras, observándola.

"Él te marcó para mí."

"Por favor… déjame ir." rogó, aunque sabía que era inútil.

"¿Ir?" rió, mostrando sus dientes puntiagudos. Pero ahora eres mía.

Extendió un brazo huesudo y tocó su rostro. Collin se encogió, aterrorizada.

"No seas así. Déjame tocarte."

Su mano deslizó hasta su cuello, y Collin tragó saliva, temblando de miedo y fiebre.

"¡No! ¡No me toques!" gritó, pero eso solo irritó a los otros vampiros, que comenzaron a gruñir.

El vampiro más cercano agarró a Collin y la arrojó al suelo.

"Ellos también quieren probarte, pero yo…" susurró contra su oído.

"Yo seré el primero, voy a aprovecharme."

Comenzó a desgarrar su vestido mientras Collin lloraba y gritaba, el dolor y la fiebre impidiéndole reaccionar. Todo había terminado. Ella lo sabía.

Pero entonces, todo quedó en silencio.

"¡LA BESTIA!" gritó uno de ellos, seguido de alaridos y gritos de terror.

Collin abrió los ojos. El vampiro que estaba sobre ella se encogió en el suelo como un ratón. Levantó la cabeza, y allí estaba él. Liam. Todavía… …transformado, avanzaba, matando a todos los vampiros que se cruzaban en su camino.

Collin no sabía si estaba soñando o no, pero si iba a morir, se conformaría con presenciar aquello.

Los vampiros que intentaban huir eran masacrados por otros lupinos que habían irrumpido en la cueva. Cuando Liam la vio tirada en el suelo, sus ojos bestiales brillaron. Se lanzó sobre el vampiro que intentaba escapar y le arrancó la cabeza de un solo golpe.

Collin suspiró, exhausta, mientras el alfa se acercaba. Él susurró algo, pero ella no lo escuchó. Todo volvió a quedar negro.

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"¡NO! ¡NO ME TOQUES!" despertó de repente.

Liam sostuvo sus brazos antes de que pudiera golpearlo. Sus miradas se cruzaron, y ella tragó saliva. Estaba en una habitación iluminada por antorchas. Sentada en una cama, vio a Liam a su lado.

"¿Esto es una alucinación?" preguntó con voz vacilante.

"No. Estás a salvo."

Los recuerdos de la cueva seguían frescos, persiguiéndola. Pero entonces notó algo: su pierna ya no ardía.

"Mi pierna..." dijo, sorprendida al tocar el lugar y descubrir que estaba curada.

"Te dije que no dejaría que murieras, Colen."

El nombre de su hermana le recordó todo, y apartó las manos de él.

"¿Estamos en tu casa?"

"Sí. Llegamos antes del amanecer."

Collin respiró hondo.

"Liam, ¡estás con la hermana equivocada! ¡Yo no soy Colen!"

Él se levantó de la cama bruscamente.

"No quiero escuchar eso de nuevo."

"¡Pero es la verdad! ¡Soy Collin! Tengo una hermana gemela y tú…"

Liam se acercó, interrumpiéndola; su presencia era sofocante.

"Para con eso. Eres mi alma gemela. Esperé décadas por ti, y ahora te tengo."

"¿Me tienes?"

"Sí. Di mi sangre para curarte. A partir de ahora, estamos unidos. Cuando estés completamente curada, nos uniremos."

Se dio la vuelta, ignorando las protestas de Collin.

"¡Nunca me uniré a ti!" gritó ella.

Liam se detuvo, suspiró y respondió:

"Ese es el punto, hembra. No estoy pidiendo."

Sin mirar atrás, salió de la habitación, dejando a Collin con el corazón en la boca.

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