Capítulo 39 —Película romántica
Narrador:
El coche se desvió hacia la zona más exclusiva de la ciudad. Cleo, que venía en silencio con la mirada fija en la ventana, sintió cómo el estómago se le contraía apenas al reconocer el sector. Las calles eran impecables, los árboles podados con precisión casi artística, las fachadas de los edificios hablaban un idioma hecho de mármol, acero y dinero. Cuando el coche frenó frente a un centro comercial de boutiques finas, ella giró la cabeza, desconcertada. Era un lugar al que jamás habría entrado por su cuenta. No porque no quisiera, sino porque no pertenecía a ese mundo. Los maniquíes detrás de las vitrinas vestían prendas que costaban más que todo su semestre en la universidad. El mármol de la entrada brillaba como si lo pulieran cada diez minutos. Y había un olor a exclusividad en el aire. Uno que intimidaba.
—¿Vamos a entrar aquí? —preguntó, con la voz más firme de lo que sentía.
Nerón ni siquiera la miró. Apagó el motor con calma, sacó su