Capítulo 60 —Cerveza
Narrador:
El aire olía a pasto húmedo y ese perfume de la tierra mojada, cuando Cleo volvió a salir al porche. La fiesta había cobrado ritmo, las luces tenues y la música creando esa atmósfera difusa entre juventud y deseo. A la distancia, el murmullo de las conversaciones se mezclaba con risas, el tintinear de vasos, el crujido de las ramas movidas por el viento que aún resistía a desaparecer del todo. Ella intentaba recomponerse. Tenía las mejillas encendidas, los labios aún hinchados y el pulso demasiado acelerado como para fingir que nada había pasado. Pero tenía que hacerlo. Porque en esa casa, en esa fiesta, nadie podía sospechar que había sido arrastrada por Nerón a una habitación y que, minutos atrás, había perdido el aliento contra su cuerpo.
—¿Dónde te habías metido? —preguntó Lía de pronto, apareciendo a su lado con un vaso en la mano.
Cleo se irguió de golpe, intentando parecer natural.
—Fui al baño —dijo, sin más.
Lía la miró de arriba abajo, sonriendo