Capítulo 21 —Gasolina
Narrador:
La llamada de Lía llegó un jueves por la noche, justo cuando Cloe pensaba que su estómago no podía apretarse más. Habían pasado varios días desde la noche en el hotel. Desde que lo vio en el vestíbulo, sin decir nada, con esa mirada capaz de quemarle el alma, y luego desde que se lo encontró a la salida del baño de la Universidad. Pero, luego de eso, no volvió a verlo. No en los pasillos, no en la facultad, no en ninguna clase. Y aunque ella intentaba convencerse de que eso era lo mejor, la ansiedad la estaba carcomiendo.
—¿Fin de semana en la finca? ¡Vamos, porfa! Necesito aire, necesito reírme, necesito a mi mejor amiga con vino y sol.
Cloe tardó en responder. No porque no quisiera. Sino porque tenía miedo de lo obvio: si iba, él podría estar allí. Ese terreno era de su familia. Y si lo veía otra vez… no sabía cómo reaccionaría. Ni cómo iba a mirarlo sin que sus piernas volvieran a temblar.
—¿Va tu tío? —preguntó, intentando sonar casual.
La respuesta