Capítulo 29 —El sabor a Cleo
Narrador:
Cleo tardó unos segundos en recobrar la compostura. Se alisó el vestido con manos temblorosas, apretó los muslos con fuerza para contener ese cosquilleo salvaje que aún le recorría el cuerpo, y tragó saliva como si eso bastara para borrar la humedad entre sus piernas. Sabía que si se miraba al espejo ahora, no vería a la misma chica. Se sentía marcada, desbordada, vacía. Él la había dejado al borde del abismo… y después se había ido, como si no fuera nada. Como si no acabara de lamerle el alma. Se irguió, ajustó los tirantes del vestido, respiró hondo y echó a andar hacia la piscina. No tenía idea de para qué. Tal vez quería recuperar algo de dignidad. Tal vez solo necesitaba sentirse normal entre la multitud. Pero apenas puso un pie en el claro de césped, lo vio. Nerón ya estaba ahí. Sentado nuevamente en su reposera, como si nunca se hubiera movido. Como si no hubiera estado, hace minutos, enterrado entre sus piernas. Como si no llevara aún en