Capítulo 27 —Estás libre de irte
Narrador:
Cleo caminaba por el pasillo con pasos rápidos, la taza en una mano, el orgullo en la otra. El estómago le ardía como si hubiera tragado un puñado de carbones encendidos. Sentía los ojos de todos detrás, pero sobre todo… los de él. No necesitaba girar para saber que la seguía mirando. Lo sabía como se sabe una tormenta antes de que estalle: por la piel, por el aire, por ese cosquilleo que le recorría la espalda. Dejó la taza medio llena en la mesita del living y subió las escaleras sin mirar atrás. Su habitación estaba al final del pasillo, una de las tantas de esa casa enorme donde se sentía cada vez más atrapada. Abrió la puerta con brusquedad, la cerró con un portazo contenido y se apoyó contra ella, respirando hondo.
—Idiota. ¿Cómo se me ocurrió pensar que él se quedaría tranquilo? Que después de lo que pasó, él podría simplemente ignorarlo.
Se separó de la puerta y se pasó ambas manos por el rostro, frustrada. No podía, no debía… pero ah