El día había comenzado en la ciudad de Puebla, y la mañana avanzaba con un aire de normalidad tensa en la filial de CIRSA en Puebla. La verdadera explosión ocurrió fuera de los muros de la corporación.
Yago Castillo había enviado el correo a su personal cuatro días antes, una medida interna para informar sobre los cambios antes de la Junta de Socios. Sin embargo, en la mañana de este día crucial, el mismo correo inundó las redacciones de la prensa nacional, creando un frenesí mediático.
La filtración no fue un error. La mente maestra detrás de la jugada era Diana. Para ella, el anuncio no era solo una estrategia corporativa; era una declaración de guerra pública y una victoria dulce que aseguraba el futuro de sus hijos. Necesitaba que el mundo se enterara de que Joren y Heinz iban, por fin, a ser parte de la estructura de CIRSA y a ganarse el apellido Castillo, asegurando la compañía para su rama familiar.
El comunicado, formalmente atribuido a Yago, decía:
"Asunto: Comunicado Oficial