El aroma a café recién molido y a pan dulce, que antes había sido reconfortante, ahora se mezclaba con la creciente tensión en la mesa del "Café de la Concordia". Joren había soltado una bomba, una verdad personal que desarmaba cualquier prejuicio, y el Licenciado King, su antiguo maestro, lo escuchaba con una atención renovada, sus ojos fijos en el joven. La sorpresa en el rostro de King era palpable, pero también una nueva capa de respeto se había sumado a su admiración.

Joren, sintiendo que había ganado la atención de su interlocutor, decidió ir más allá. Comenzó a hablar de su trayectoria, no como el heredero de una fortuna, sino como un profesional que había labrado su propio camino. Describió los desafíos que enfrentó al salir del Tecnológico de Puebla, la incertidumbre de los primeros años, y cómo, contra todo pronóstico y sin la ayuda de Ludwig Castillo, había logrado forjarse un nombre. Habló de su entrada al Poder Judicial de Puebla, no como un favor, sino a través de concur